sábado, 7 de enero de 2012

Claridad



Deben saber, los otros, qué queremos de ellos. No estoy hablando de amor. O sí. Pero no solamente de amor sino en general. No debemos ser ambiguos sino claros. Contundentes cuidando apenas las formas. Antes debemos hacer un breve examen interior para saber qué deseamos del otro con exactitud. Una vez dilucidado el punto... manos a la obra. Enviar un mail, llamar, gritar a los cuatro vientos o a los tres vientos que es más fácil. Lo contrario a esta sencilla operación es dejarse invadir por lo fantasmas. Hacernos la cabeza. Caer en la paranoia cuyos efectos resultan contraindicados. Actuar entonces. Ya sea por trabajo, amistad, sexo, torta de cumpleaños o viajes. Absoluta claridad con los otros. Y todo se alivia. Y cómo.
L. 

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