domingo, 8 de abril de 2012

Viento solar II

En unos cinco mil millones de años el sol, la estrella más cercana a la tierra, se apagará definitivamente. Antes de acabar crecerá de tamaño, se tragará a gran parte del sistema planetario y luego disminuirá hasta convertirse en un agujero negro, es decir, en el cadáver de un astro. Dicho agujero, a su vez, tendrá un enorme poder de gravitación. Tanto que absorberá la poca luz solar que resulte de la transformación de hidrógeno en helio. Todos estos datos harían reír a mis amigos y, por qué no decirlo, a la humanidad entera. Cinco mil millones de años es demasiado. ¿Qué puede importar lo que pase entonces? Yo, sólo por malicia, añadiría una sola pregunta. ¿Para qué pensar a tan largo plazo? Está casi confirmado que como máximo en cien años más no habrá agua potable en el planeta. Ya no quedarán glaciares y una aplastante mayoría de la población estará envenenada por los resultados de la desarrollista explotación minera. Sobre esta base pensar en la muerte del sol es algo tan inútil como retórico. Podría terminar este posteo diciendo a coger que se acaba el mundo. Pero no quiero ser vulgar.
L.  

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