viernes, 11 de julio de 2014
Holocaustos modernos
La idea de alcanzar una vida feliz mediante la eliminación del otro no es novedosa, quiero decir, no hace falta observar lo que Israel está haciendo hoy con los palestinos (600 muertos de ese origen hasta recién, mil quinientos niños palestinos asesinados desde 1987) para darse cuenta. El fascismo y el estalinismo lo han concretado con todo éxito en el siglo XX. No fue muy diferente lo ocurrido en Armenia y Ruanda. Por alguna razón difícil de establecer los genocidios gustan a la gente. Quizás la idea entusiasme por esa cosa de limpieza total y absoluta que tiene. No faltan los que sueñan con un mundo liberado para siempre de pobres, sucios, feos y malos. En mi país suele alentarse la curiosa iniciativa de bombardear las villas para solucionar de una el problema de la inseguridad. Hay un breve relato de Kafka, Comunidad, donde cinco amigos se sienten molestos por la presencia de un sexto. La hormiga de un famoso cuento de Denevi es asesinada por sus compañeras cuando ella les recuerda que son hormigas y que afuera hay pasto, flores, aire y otros delirios incomprensibles. En el mundial se hablaba de eliminación del contrincante. Los crímenes pasionales no tienen otro objetivo que ese. Hitler llegó a proponer la solución final y en Colombia aún se habla de limpieza social, bonito nombre para mencionar las masacres de pueblos enteros. Lo que se busca es alcanzar una vida orgásmica y fantástica, sin olor a pis o mal aliento de origen bucal, algo así como el mundo ideal donde se desarrolla la historia de The Truman show. Todo sería perfecto de no ser por el hecho de que los intentos mencionados terminaron mal. La gente siguió enfermándose y muriéndose como siempre, los grandes amores no fueron eternos y hasta las canciones hermosas fueron igualmente olvidadas.
L.
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