sábado, 12 de julio de 2014

Poner el cuerpo

Paula tiene razón. Me dice que es demasiado fácil llorar por los niños palestinos inmolados en estas horas o por los fusilados en Kiev. Lo difícil es hacer algo por los que están cerca. Y hacer algo, aclara Paula, no consiste en escribir en un blog o en las redes sociales. Eso cualquiera lo hace. Facebook está lleno de buenas intenciones. Tantas como se ven en el infierno. Pero esa gente buena que denuncia y señala con el dedo no hace nada concreto por nadie. Está al abrigo de la lluvia, prende la computadora, escribe un mensaje potente y, acto seguido, se prepara para la final. Eso dice Paula cuando me ve caer en estados de grieta por el exterminio palestino y por tantas otras cosas funestas que suceden en el mundo. A veces hay que poner el cuerpo, insiste Paula, y en esos casos, dado que ella además es mi pareja, no sé exactamente lo que me quiere decir.
L.

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