sábado, 13 de septiembre de 2014

Instituciones

En El laberinto de la soledad dice Octavio Paz que el amor es una experiencia casi inaccesible. Todo se opone a él. Moral, clases, leyes, razas, a veces incluso los mismos enamorados. Los poetas surrealistas decían algo parecido a lo que pensaba el escritor mexicano. Ellos defendían la idea del amor loco frente a la institución matrimonial, social, que concibe el amor contra la naturaleza de este sentimiento, como una unión estable, a la manera de una sociedad anónima, destinada a crear y criar hijos. Y no se trata de oponerse a esto último sino de aclarar los tantos. Visto como torrente o ensueño el amor es un acto antisocial dado que cada vez que logra realizarse quebranta la institución matrimonial y lo transforma en eso que la sociedad no quiere que sea, es decir, la revelación de dos soledades que crean por sí mismas un mundo que rompe la mentira social. A modo de conclusión podría decirse que no es extraño que la sociedad persiga con el mismo encono al amor y a la poesía, su testimonio, y los arroje a las afueras del mundo turbio y confuso de lo prohibido, lo ridículo, lo ilógico, lo anormal. Amor, escándalo, crimen, poema.
L.

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