jueves, 11 de septiembre de 2014
Malestar en el amor
Algo no funciona bien entre hombres y mujeres. Mientras en su inicio el amor aspira a la absoluta fusión de cuerpos y almas, la vida parece obstinarse en lo contrario. El máximo placer aparece ligado a su extinción. En el orgasmo, metáfora perfecta, la conquista del goce es simultánea a su pérdida. Todo sucede en un mismo instante. Almas y cuerpos se comunican sólo de manera intermitente y un mínimo roce alcanza a incendiar el bosque. ¿Pero qué vínculo tolera tanta demanda? No hay amor sin conflicto. Los amantes estarán de acuerdo mientras no estén por completo de acuerdo. La otra opción, la del amor total e idealizado, conduce fatalmente al tedio y luego tal vez a la separación. ¿Cómo aliviar el malestar? Quizás no apostando todo a lo amoroso visto como tabla de salvación. Y concentrándonos más en los proyectos personales de vida y creación. En el amor, como en toda construcción de a dos, hace falta siempre una tercera cosa.
L.
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