jueves, 3 de marzo de 2011

Lo peor de todo


El infierno más temido no es la familia, la pareja, la guerra, el engaño, la soledad, el vecino, la tristeza, la calle o el destino. El infierno más temido no tiene que ver con el amo, el reclamo, el ramo, el ano, el desaparramo. La mayor desgracia no está jamás en el obstáculo. El infierno más temido es vivir una vida sin barreras. Es la libertad de hacer lo que se nos da la gana. ¿Qué actitud adoptar ante semejante permiso? ¿Para dónde ir si nada se opone? ¿Qué reglas transgredir si la única ley es la ley del deseo?
L.  

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