miércoles, 11 de abril de 2012

Los que se van

No soportan soportar. Se aferran a sí mismos como la mujer del piano que cayó al mar. Tuvo que soltarse del instrumento para salvarse. Pero los que se van no se sueltan y, qué pena, se hunden. Creen que se salvan y se hunden más profundo cada vez. Cada vez más hondo. Quieren probar otra cosa. Algo diferente, dicen. Quieren experimentar. No saben lo que les espera. Cualquier cambio hiere al corazón. Cómo no entenderlos. Los que no pueden más se van. Lo dice una canción. Los que no pueden más se van. No soportan soportar. Y se aferran a sí mismos como la mujer del piano que cayó al mar. Pero hay una única manera de flotar. Y consiste en quedarse.
L.

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