No hay nada más aburrido que los consejos acerca de cómo escribir ficción de la mejor manera posible. Todos parecen tener la fórmula y uno se pregunta por qué, entonces, no la aplican y listo. Dicho esto hay unas pocas cosas que de todos modos podrían decirse sin temor a equivocarse demasiado. La primera cosa es que no hay reglas para escribir bien. La tarea es más difícil que poner un huevo. La segunda cosa que los aprendices de escritores deberían evitar es el propósito de ser originales. Eso es como querer ser gracioso en una fiesta o poético al hablar. Una pérdida de tiempo. En esencia la escritura, como la vida, es un proceso de pérdida. Se sueña con una catedral y al final se logra una iglesia de provincia o un castillo de arena. Hay un buen chiste sobre el tema. La genialidad ayuda a evitar complicaciones. Hay otro pero mejor no contarlo. Hay que dejar que a uno se le pudran las historias en la cabeza, que fermenten hasta despedir ese olor que indica que ya están listas para ser puestas en palabras. El talento ayuda pero sirve de poco si no hay constancia para pegar el culo en la silla, como se dice vulgarmente, y escribir pase lo que pase. No pensar jamás en el lector. No pensar en nada en realidad. Y, por último, no hacer caso de consejos que contradigan nuestro instinto. Y si vamos a elegir modelos...que sean los mejores.
L.
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