Ciudades y mujeres
Tanto Lisboa como París, La Habana o Buenos Aires no son objetos de contemplación sino resultados de una experiencia. Son ciudades que entran en el cuerpo del observador y pasan a formar parte de él como los pulmones, el hígado o las glándulas. Ocurre algo parecido con las mujeres. Se las ama no tanto cuando se las observa sino cuando se las incorpora hasta integrarlas, digerirlas, fusionarlas.L.
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