martes, 3 de mayo de 2011

La ducha

Si no me baño ahora no llego al aula. Si no doy esa clase dejaré a un grupo de alumnos esperando en un pasillo. Se sentirán ligeramente traicionados. Van a esperar sentados en el piso hablando entre ellos o por celular. La cadena del día empezará a romperse eslabón por eslabón. Debo abrir ya mismo la canilla de la ducha, entrar al sueño de las gotas, olvidar, dejarme envolver por el humo sin humo y sin tiempo donde todos los relojes se apagaron. Recién después pedalear y llegar a clase en veintidós minutos exactos. Y hablar.
L.

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