Monólogo de Caddy

Aquí encierran a las putas y a las locas, dice la mujer de blanco. De aquí no sale nadie, insiste. Y se pinta las uñas y quiere que trague esa porquería que con rima insoportable llaman leche con pan y tinieblas de azafrán. Parece más bien el vómito de un perro. No hace muchas horas me ataron al molino del hospicio. Esto es un asco, le digo a la mujer de blanco. No seas asquerosa. Esta mañana me ataron a un molino. Ella huele como los árboles después de la lluvia, decía Benjamín cuando el mundo no era inmundo y Jason no rompía los juguetes y mi hija no era la carta robada en que se convirtió. Ahora huelo como los troncos mojados donde permanezco atada en las mañanas. Puta y loca, dice la mujer de blanco. El viento y el río se abrazan como dos borrachos que vuelven de la feria.Los árboles huelen a incienso. Benji hablaba como quien camina. Pobre. Todo el mundo rechazaba sus berridos de cerdo. Desde la familia a los sirvientes negros se reían. Sólo para mí era un bambi adorable y sin olor como Quentin antes de inmolarse en la facultad. Puta y loca debo ser porque una vez lo espié mientras se bañaba desnudo en el Río Verde. Yo permanecía entre las hayas del bosque protegida por el canto de los grajos cuando las olas reventaban en playas lejanas. Quentin había salido del agua para echarse al sol sobre la hierba húmeda: las piernas peludas extendidas, su sexo quieto como un cielo de verano. Los árboles no huelen a nada. Benji había cumplido 33 cuando subí a la rama y dejé ver mi bombacha a los que abajo se creían limpios y cristianos. Por eso me saqué la blusa en el velorio. Frente a la muerte nada mejor que ser indiferente y obscena. Porque los que aún viven morirán arrepentidos de no haber enloquecido al menos una vez, o creado una frase hermosa, una luz, un desafío y la canción de los ángeles caídos, puta y loca, remacha la mujer de blanco y me arroja a la cara esa porquería que, con rima insoportable, llaman leche con pan y tinieblas de azafrán.

L.