lunes, 2 de diciembre de 2013

Divina tormenta


La tormenta llega para calmar la sed del mundo. Llega como una mano que libera del marasmo. La tormenta es una especie de calle a dos manos. Ventarrón de sueños. Derrumbe de arenas y castillos. La tormenta viene con sus ojos de vidrio. Como serpiente atada en un palo. Como una diosa del encanto. Viene la tormenta a barrer con un cielo lleno de dulces mentiras. Viene a limpiar el alma envenenada. La convierte en luz, chubasco, reparación. Porque la tormenta viene a reparar ofensas. Y alivia, de paso, una sed de siglos.
L.

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