domingo, 30 de junio de 2013

Parejas imposibles



La observación atenta y paciente de las cosas y las personas resulta fundamental a la hora de juzgar y entender a las cosas y a las personas. Vista desde afuera, por ejemplo, cualquier pareja resulta extraña, rara, inconcebible. Las razones del virtual desajuste pueden ser diversas. Edades, altura y formaciones culturales diferentes. Gustos opuestos en la mayoría de los aspectos. Opiniones políticas igualmente distintas. Hay parejas, en fin, que desde lejos parecen imposibles, lo cual lleva a todo tipo de murmuraciones. La razón de que existan es que entre los dos se han mirado lo suficiente como para volverse mutuamente interesantes.
L.

sábado, 29 de junio de 2013

Perdido en la ciudad


No sé cómo llegué a la situación que paso a describir. No sé cómo fui a parar en pleno centro de la ciudad -cerca del Planetario y del museo Sívori- a una selva entreverada junto a una vía de tren a la que se accedía abriendo un gran portón de hierro oxidado. No sé cómo de pronto empujé el portón y me vi caminando sobre las piedras y entre los durmientes de un tren azul que casi me aplasta de no ser que el conductor tocó una especie de bocina de advertencia y alcancé a correrme a tiempo. No sé cómo seguí adelante en una situación absurda, entre puentes y alambrados inviolables, perdido en la vida y la ciudad. No sé cómo de pronto encontré una especie de pozo con forma de camino por el que me dejé ir hasta caer en un pantano del cual salí en estado de desastre hasta desembocar en una especie de campo de recreo de la Fuerza Aérea o algo parecido. Por fin di con el primer ser humano en toda la recorrida, un hombre gris de mirada extraña, que me orientó hacia el lugar adonde me dirigía atravesando selvas, púas, agua podrida y lágrimas, sí, de desesperación. ¿De qué estaba escapando? ¿Qué estaba buscando exactamente cuando avancé por ese abismo sin retroceder? Recordé, como al pasar, una frase o fragmento de Heráclito de Éfeso que parece explicarlo todo o casi todo. No se puede huir de lo que no desaparece. Repito. No se puede huir de lo que no desaparece.
L.

Cosas mundanas

viernes, 28 de junio de 2013

Los felices


Los felices tienen trabajo, pareja, cama, viajes, dinero, comida, amor, clamor y alegría. Por eso justamente son felices. Porque no les falta nada. Están tranquilos y todo para ellos va hacia adelante. Cada día es una nueva pincelada en el bellísimo cuadro de la existencia. Cada noche una promesa. Cada beso una fiesta para los sentidos. Los felices tienen espuma de mar entre las piernas y sólo llueven esmeraldas y flores de alabastro sobre sus cabezas llenas de ideas felices y plenas. Pero basta una pequeña ola, un cambio de rumbo, un detalle menor que no había sido observado a tiempo para que los felices se derrumben un día o una noche para siempre. Convendría pensarlo. Quizás sea mejor no conocer la felicidad y conformarse con alcanzar esa luz efímera y doliente que llamamos vida.
L.

Juro que no la vi

jueves, 27 de junio de 2013

Y pensar


Y pensar que uno creía conocer a personas con las que incluso compartió intimidades máximas. Y pensar que de pronto descubrimos que nada nos unía a esas personas. Nada no sólo en lo ideológico, que a la larga es lo que menos importa, sino también en lo que se relaciona con la afinidad en el sentido más amplio, sabio e intangible del término. Y así aprendemos. A los golpes o gracias a descubrimientos repentinos y definitivos que nos abren los ojos, también el corazón, para siempre jamás.
L.

Cuando la soledad se queda sola

Es ella nuevamente


La reconocería. Con seguridad sabría quién es. Si por ejemplo la encontrara hoy en la calle de las funerarias. Un día como hoy después de tantos años no lo dudaría. O quizás sí. Pero sólo al principio. Pasados unos instantes sabría quién es y tal vez haría un gesto mezcla de sorpresa y alegría. Seguramente la invitaría a tomar algo cerca del mar, como aquel día, como si nada hubiera pasado y como si todo volviera a empezar entre nosotros. Pero al final entendería que nada terminado recomienza nunca. Y la dejaría perderse hasta verla convertida en un punto, sí, en la calle larga de las funerarias.
L.

miércoles, 26 de junio de 2013

Corazón en fuga I


Pessoa, creo que fue él, observó una vez que si el corazón pudiera pensar se pararía. Exactamente eso debe estar pasándome ahora. Mi corazón se ha puesto a pensar y ese ejercicio lo está llevando al límite de sus fuerzas. El corazón del mundo no aguanta más. Puede pararse en cualquier momento y es importante dejar registro del caso, una especie de informe de la situación en medio de las insistentes palpitaciones. El corazón, como se ha dicho, no puede más. Su tolerancia habitual se debilita. Y es oscuro y está en fuga y está herido como dice la canción. Y claro que me gustaría verlo y sentirlo con menos latidos y más paciencia o esperanza. Sentir los bombeos en orden y no en un caos completo como ahora. Tanto desearía que mi corazón en fuga pensara menos y no se detuviera justo ahora que está más enamorado y entero que nunca.
L. 

Corazón en fuga II

lunes, 24 de junio de 2013

Escena


Azul interminable

Cuidarse de ellos


Cuidarse sobre todo de los buenos, los amigos del alma, los familiares cercanos, los compañeros que siempre van a estar ahí. Cuidarse sobre todo de ellos porque no van a estar ahí cuando de verdad los necesitemos. Cuidarse sobre todo de los que dicen defender las buenas causas y sonríen para la foto con los dedos en V. Recordar que el enemigo no tiene cara de enemigo. Oculta el veneno para el momento justo y en general tiene buen aspecto. Cuidarse sobre todo de los buenos. Los malos son previsibles y nada puede esperarse de ellos más allá de la maldad. Son, por lo menos, honestos. En cuanto a los buenos, sí, cuidarse de ellos hasta el fin.
L.

domingo, 23 de junio de 2013

Algo azul


Algo azul II

Hay algo azul que acaso sea verde y no puedo saber qué sería si pudiera. Pero es o era azul y de eso estoy seguro. Aunque tal vez sea verde y ni siquiera tenga olor y color. Es algo que tuve una vez y todo lo que recuerdo es el azul intenso que ostentaba en las plumas invisibles. Algo que podría ser redondo, lento o estirado. No puedo recordar si era un objeto, una mujer o una nube. Es o era algo azul que estuvo una vez posado en mis manos como si fuera un pájaro. Algo azul que pudo ser verde o no ser nada. Algo que puede o podría sentirse apenas como el resto de algo que quiso ser algo y no pudo.
L.

sábado, 22 de junio de 2013

Morbo


Atraen mucho las muertes de los otros. Si hubo violación mejor. Si además existieron detalles intolerables más todavía. El morbo inexplicable produce en los espectadores una fascinación desbordante. La tranquilidad de pensar que los malos están lejos, la excitación sexual que produce la violencia padecida y producida por desconocidos, las manchas en las sábanas, las revelaciones íntimas en la morgue, la ropa interior desagarrada con saña. Si falta todo eso pareciera que no hay un móvil claro para el crimen y el público se queda insatisfecho, como un hombre o una mujer después de una copulación sin encanto. Y qué triste que así sean las cosas.
L.

Separación despareja

jueves, 20 de junio de 2013

Samanes


Los samanes -árboles gigantescos con un tronco similar a las patas de elefante- están florecidos. Son extrañas esas flores. Parecen copos de algodón. Hace viento y cada fragmento que alguna vez fue hoja vuela por el pueblo dejando al árbol desnudo y triste. A veces aterrizan en el asfalto. O en el agua milagrosa de alguna alberca. Hace calor y por fin mis pies se han librado de las medias y los zapatos que los oprimían en Bogotá. Aún traigo el frío de esa ciudad. Pero se disipará poco a poco así como se va derritiendo el hielo. Aquí pasé mi infancia. Siento como si estuviera viviendo adentro de una foto en sepia. En octubre las mariposas se aparean chocando sus alas. Los pájaros, en cambio, copulan luego de un largo proceso de conquista. El procedimiento consiste básicamente en extender las alas y batirlas cerca de pequeños arbustos para hacer ruido. Las acacias están florecidas en tonos rojos, amarillos, naranjas y verdes. Ahora leo tu poema que habla del regreso y pienso también que estoy volviendo a lo primitivo, a lo virgen, al mar antiguo y lejano que, en mi caso, no es más que un árbol desnudo.
Andrea

La gota fría I

La gota fría II


Las ciudades están llenas de solitarios. Crece el número de viviendas habitadas por una única persona. El contacto físico de otros tiempos es reemplazado hoy por Facebook y las mal llamadas redes sociales en general. Hay gente que ya no sabe qué cosa es un abrazo. Y eso para no hablar de acoplamientos mayores. La soledad, plaga del siglo XXI, casi no es comentada en los medios. Ya no es noticia. Mientras la relación cuerpo a cuerpo se evapora, crece el vínculo máscara a máscara. El prójimo ha pasado a ser un objeto reemplazable. Muy pocas personas se miran a la cara. El problema del otro, sin embargo, sigue planteado. Nada nuevo consigue reemplazar conquistas como el amor o la amistad. El amor a distancia no alivia del frío. Es cierto que lo específico de nuestra especie no es el contacto con los demás sino la distancia. Son especies de contacto aquellas que se tocan por placer y permanecen piel con piel durante horas. Es el caso entre otros del hipopótamo, el cerdo y el erizo. Es cierto que existen también especies de no contacto como el caballo, la rata y los seres humanos. En el fondo siempre estamos solos. Escribió Proust alguna vez: "Nos comunica alguien su enfermedad, o su revés económico, lo escuchamos, lo compadecemos, tratamos de reconfortarlo... y volvemos a nuestros asuntos". Soledad. La plaga del siglo XXI.
L.

miércoles, 19 de junio de 2013

Cables

Las fuentes


No hay que volver a las fuentes sino vivir en ellas. Las fuentes de toda sabiduría y amor, de todo pensamiento erótico, lógico y zoológico, los originales en los que se basan las malditas fotocopias, el plagio casual y organizado, la eterna repetición, la reiteración de lo diez mil veces visto. La primera escena, el primer beso, la novela incomparable, la cuarta fuga de Bach que nadie alcanza, el dolor primero, la pérdida de Dios, el primer sueño en la noche de los tiempos. No hay que volver a las fuentes sino vivir en ellas.
L.

Utopías

Último viaje


Por fin conseguí un pasaje para irme de aquí junto a una bandada de aves migratorias, sí, como el Principito, o como cierta mujer que un día se voló dejándome unas pocas plumas de recuerdo. Pero eso ya fue. Por fin estoy en condiciones de dejarme llevar sin rumbo por esos pájaros blancos, estirados y nómades, viajeros incurables, naves del espacio próximo, embarcaciones con alas, no sé, la verdad, cómo llamarlos. Me dijeron que para mi vida sólo quedaban y quedan dos opciones. Permanecer en un sitio con las aves fijas en un punto, las que arman su nido para siempre y ponen huevos en la parte más alta de los árboles, o irme de una vez con las aves migratorias. Se me advirtió que estás últimas no garantizan nada estable ni definitivo. Pero dan alegría y vuelo y encanto a los días. Qué bien. Por fin conseguí un pasaje para irme de aquí junto a una bandada de aves migratorias. Y será éste, claro, el último viaje.
L.

lunes, 17 de junio de 2013

Dormir o despertar


Los que se sienten seguros en la playa no se preocupan por los que se ahogan. Es comprensible. En la playa se la pasa bien, hay solcito, lindas chicas, hombres bien dotados y tallados en gimnasios, gente buena y feliz. Los que se ahogan, en cambio, no pueden solos contra la marea y las corrientes. Los tiburones acechan. No hay sirenas entre las olas sino divinas tumbas de sal. Los que se sienten seguros en la playa nunca oyeron hablar de maremotos y, además, están dormidos. No saben que a veces una ola barre con todo. Se ríen, los que están en la playa, de los que se ahogan. Pero eso se debe, básicamente, a los efectos naturales de la desinformación. Los que se sienten seguros en la playa no saben nada sencillamente porque están dormidos. Los ahogados, en cambio, están en contacto directo con la verdad más cruda, es decir, son los únicos despiertos.
L.

jueves, 13 de junio de 2013

¿Quién se acuerda de los blogs?


Eso escuché hoy en algún lado. Una voz habló al pasar de lugares como éste, es decir, de raras cuevas de Altamira, solares primitivos, lugares donde antes alguien escribía algo, buscaba una foto provocadora, sostenía el espacio con estoicismo a la espera de que algún visitante se dignara a venir así fuera un toco y me voy. Eso ya fue. Quedan blogs todavía así como quedan satélites en derrumbe flotando en el espacio. O como esos cohetes disparados hace años con los que ya se perdió todo contacto. Los blogs. Libretas de apuntes, zonas de liberación casual o espiritual, conglomerado de ideas confusas, pretensiones literarias que muy pronto quedaban en el vacío. ¿Quién se acuerda aquí y ahora de los blogs? Ni siquiera nosotros, que seguimos acá, nos acordamos a veces. Quizás debamos renunciar de una vez a este intento inútil de comunicación y volver al sin para qué ni para quién, es decir, a la gratuidad del gesto, sí, como quien se despide del mundo con la mano, diciendo adiós o, en el mejor de los casos, con un hasta la próxima.
L.

martes, 11 de junio de 2013

Resistir


Hay algo en cada uno de nosotros que resulta inadaptable, indomable, ineducable. Es una parte que no se amolda del todo a lo que está. Algo que se rebela incluso de manera inconsciente y no se deja manejar o dominar por ningún poder llámese gobiernos, parejas, amigos, amantes, jefes de oficina. Avanzan todos sobre nosotros. Pero hay algo en cada uno de nosotros que rechaza ese avance de los otros y no se rinde fácilmente. Lo dice el poeta. Hay que aprender ni a irse ni a quedarse. A resistir.
L.

La niebla


Nube de silencio o qué, la niebla, montaña invisible y rara, cuerpos iluminados levemente por esa nube de humo y piedra. Toda la ciudad desdibujada por una mano temblorosa y tierna, la niebla que también es olvido, lo indefinido convertido en ley. Lo imposible. Principio mayor el de la niebla negra o qué. Todas las promesas, todos los espejos, todas las sombrillas resultan inútiles ante el poder de la sábana difusa, evaporada como un velo, muerta y renacida entre los despojos de la noche. Nube de silencio o qué, la niebla sola. Mujer de raro espanto, loca nube de humo, promesa borroneada en un suelo duro y húmedo como la entrepierna, arena de la playa amontonada a cuatro centímetros de un océano imaginario difuso lento y desnudo.
L.

No deja de caer

lunes, 10 de junio de 2013

Adulterio


Adulterio, una película de John Curran, plantea un tema interesante, difícil, sin solución aparente. Dos parejas vecinas y modernas, clase media alta, lugar de vivienda insuperable, dos hijos en cada familia, intercambian fichas pero no a la manera swinger (lúdica) sino como resultado de una mezcla de celos, aburrimiento, atracción física, desasosiego. El final es en parte dramático pero abierto. Nadie se muere. Sólo una pareja se separa. La que queda no parece tener futuro. ¿Qué es lo que está en crisis ahí? ¿La sagrada institución matrimonial? ¿La monogamia forzada? ¿La felicidad mal entendida? Casi no pude dormir pensando en la cuestión. Pienso a veces que la infidelidad se origina en la carencia mutua de proyectos o en la falta de afinidad. La mayoría de las parejas están compuestas por extraños que asumen un compromiso de muy relativa solidez. Lo que pasa luego es conocido. El adulterio, en definitiva, forma parte de la moral burguesa. Podría decirse que completa la vida familiar para hacerla más llevadera y excitante. Pero decir esto, o pensarlo, me da un poco de tristeza y no sabría explicar por qué.
L.

sábado, 8 de junio de 2013

Total y completamente


Para hacer el amor total y completamente es importante no limitarse al acto en sí. Para la pareja es central ir de la mano por la calle, acariciarse de pronto, de frente, de atrás, por delante y de costado, olerse profundo en las uniones y separaciones, mirarse cuando haga falta, negar todo si la situación lo pide, besarse en todas las bocas que ofrecen los cuerpos ateridos. Para hacer el amor total y completamente es importante hablar de ciertas cosas y dejar de hablar de muchas otras. Comer y comerse. Llorar y llorarse. Eyacularse en todo tipo de silencios, enojarse a veces, ponerse y quitarse la ropa y las costumbres, deshacerse de toda convención, tomar distancia a veces y sobre todo dormir juntos, de noche o de día, cerca o lejos, confiando en seguir juntos pero también sabiendo que todo termina al fin y que, en tal caso, hacer el amor puede ser algo más urgente y necesario. Para hacer el amor total y completamente es importante no limitarse al acto en sí.
L. 

viernes, 7 de junio de 2013

Nada más


Ayer tuve una epifanía. De repente me di cuenta de que, al igual que la estirpe de los Buendía, no tendré otra oportunidad sobre la faz de la tierra. Esto es y nada más. No me voy a sorprender de nuevo ante el sabor dulce y ácido de la guayaba, no veré a mi abuela acostada en su cama todas las mañanas, ya no tendré miedo de ser castigada con los brazos en alto como me obligaba la madre Isabel ni François me apuntará con su pistola de agua para sancionarme por olvidar la conjugación de un verbo. Tantas cosas no volverán a pasar y las que pasarán lo harán por última vez. El pensamiento parece obvio. La vida. Una sola. Pero apareció así, de repente, quizás porque cumplí años o porque era jueves. El vacío, por fin, se hizo carne. 
Andrea

Sinceridad selectiva

Hay una actitud altamente recomendable para todos que podría bautizarse como sinceridad selectiva. Consiste en no decirle todo a todos, en no ser sincero que quien no es digno de nuestra sinceridad, en no andar repartiendo la verdad como si fuera una mezcla de panes y peces. Uno no se desnuda ante cualquiera. Y es bueno que así sea. Uno se desnuda solamente ante quienes lo merecen.
L. 

jueves, 6 de junio de 2013

La silla

La tecla


Hay un núcleo de desamparo, un deseo sin nombre ni razón, una desesperación que duerme en todos nosotros y de pronto despierta. Despierta por una tecla que alguien ha pulsado inesperadamente. Es algo relacionado con la muerte, con la certeza de que todo lo que se haga es más o menos inútil, algo del orden del sentido y sinsentido de las cosas. Pero la tecla ha sido pulsada y ya no hay vuelta atrás. Lo que sigue es/será hacerse cargo, aprender a soportar lo cierto y hacer obra con eso. Obrar, sí, en el sentido más vulgar, salvaje y obsceno del término.
L.

Por dónde empezar


Lo más difícil es el primer empujón. Mi auto se ha detenido en la ruta. Se ha frenado cuesta arriba. Más difícil aún. El auto es grande y pesado. La pendiente es pronunciada. El primer impulso es abandonar la tarea y sentarme al costado del camino a fumar, llorar o recordar un viejo amor. Pero algo me dice que de ese modo no llego a ningún lado. Me levanto y cada paso cuesta el doble. La angustia crece. El psiquismo funciona por inercia. ¿Suspendo el viaje? ¿Empujo el auto? ¿Lo abandono? ¿Tomo un Rivotril de dos miligramos más un de Ibuprofeno 400? Finalmente decido empujar el auto contra viento y marea. Descubro al fin que el mejor ansiolítico no está en las pastillas, o en la parálisis, sino en la acción.
L.

miércoles, 5 de junio de 2013

Umbrales

Para conocerte mejor


A la gente se la conoce no en la felicidad sino en la infelicidad. Por gente debe entenderse a familiares cercanos, amigos, incluso amores. Cualquiera besa y abraza y hasta copula con una persona a quien le va bien. Pero basta que el elegido se vuelva un perdedor, o que haya sufrido una tragedia inesperada, para que la mayoría de los familiares cercanos, amigos, incluso amores, se aleje con cualquier excusa. Nadie quiere recibir malas noticias. Nadie quiere ver en el sufrimiento ajeno el dolor propio. Nadie, en resumen, quiere tocar la abierta herida. De ahí la virtud no debidamente apreciada de la desgracia. Al menos permite conocer por fin a los demás. Porque a la gente se la conoce no en la felicidad sino en la infelicidad.
L.

martes, 4 de junio de 2013

Sin palabras


No mucho que decir cuando todo se ha dicho en distintos idiomas y sin embargo nadie entendió nada. El discurso en general está sobrevalorado. Se le da una importancia capital a la cuestión creyendo acaso que la palabra contiene algún elemento sanador por sí mismo, que acaso permite entender el enigma indescifrable o romper de una vez con la Gran Costumbre. No mucho que decir cuando todo y nada ha sido dicho y cuando sólo el silencio en realidad, apenas, y no mucho más que el silencio, puede brindar un pequeño espacio para que de una vez por todas asome la música, es decir, la salvación.
L.

Egoísmo sexual


Hablando ayer con un ex adicto sobre la relación entre droga y vida sexual el hombre dijo algo interesante. Sin negar que una copa de champaña o un porro fumado en pareja y viendo una película pueden jugar tal o cual papel interesante, luego, en la cama, advirtió sobre algo que no siempre se tiene en cuenta. La droga es egoísta, definió. Miente el que dice que la pasó bien con una mujer gracias al efecto de tal o cual pastilla, polvo blanco o cigarro de marihuana o lo que sea. El ex adicto fue estricto y contundente al comentar el tema. Porque en tales casos, dijo también, nunca se sabe si la alegría propia es compartida. Eso es así, añadí sólo para molestar, aún sin drogas de por medio. Nunca se sabe si el goce propio, que a veces llamamos orgasmo o flash, es igualmente disfrutado por 
nuestra compañera ocasional. La droga, como el placer, es a veces egoísta.
L.

domingo, 2 de junio de 2013

Juliette



La vida cuestionada

A diferencia de casi todas las novelas conocidas Rayuela es un modelo de antinovela. A Cortázar le molestaba eso que llamaba rollo chino, la novela bien comportada y cerrada, la historia bien contadita y hasta con mensaje, la escritura literaria convertida en puro ocultamiento, en muñeco de torta, en pasatiempo. Rayuela es otra cosa. Rayuela nos interpela constantemente, nos cuestiona, discute con la vida cotidiana y sus rutinas y propone algo llamado vida verdadera a la manera de Rimbaud. Por eso Rayuela es devorada generación tras generación por adolescentes y jóvenes y viejos que buscan romper de algún modo el corsé de las buenas maneras, del té de las cinco, para entrar en un universo oscuramente vivo, erótico, vital y desesperado. Rayuela es juego pero, sobre todo, es otra forma de llamar a la existencia más allá de todo y de todos.
L.   

sábado, 1 de junio de 2013

Ensayo sobre el final del invierno

Procedimientos


Pensar para dejar de pensar, tocar para quitar la mano alguna vez, ocuparse de cosas banales para alcanzar lo más profundo y valioso, alejarse para estar cerca, acercarse para tomar distancia, atravesar los problemas para conjurarlos, amar para amar cada vez más y mejor, morir un poco para no morir del todo. Procedimientos.
L.