jueves, 20 de junio de 2013

La gota fría II


Las ciudades están llenas de solitarios. Crece el número de viviendas habitadas por una única persona. El contacto físico de otros tiempos es reemplazado hoy por Facebook y las mal llamadas redes sociales en general. Hay gente que ya no sabe qué cosa es un abrazo. Y eso para no hablar de acoplamientos mayores. La soledad, plaga del siglo XXI, casi no es comentada en los medios. Ya no es noticia. Mientras la relación cuerpo a cuerpo se evapora, crece el vínculo máscara a máscara. El prójimo ha pasado a ser un objeto reemplazable. Muy pocas personas se miran a la cara. El problema del otro, sin embargo, sigue planteado. Nada nuevo consigue reemplazar conquistas como el amor o la amistad. El amor a distancia no alivia del frío. Es cierto que lo específico de nuestra especie no es el contacto con los demás sino la distancia. Son especies de contacto aquellas que se tocan por placer y permanecen piel con piel durante horas. Es el caso entre otros del hipopótamo, el cerdo y el erizo. Es cierto que existen también especies de no contacto como el caballo, la rata y los seres humanos. En el fondo siempre estamos solos. Escribió Proust alguna vez: "Nos comunica alguien su enfermedad, o su revés económico, lo escuchamos, lo compadecemos, tratamos de reconfortarlo... y volvemos a nuestros asuntos". Soledad. La plaga del siglo XXI.
L.

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