miércoles, 19 de junio de 2013
Último viaje
Por fin conseguí un pasaje para irme de aquí junto a una bandada de aves migratorias, sí, como el Principito, o como cierta mujer que un día se voló dejándome unas pocas plumas de recuerdo. Pero eso ya fue. Por fin estoy en condiciones de dejarme llevar sin rumbo por esos pájaros blancos, estirados y nómades, viajeros incurables, naves del espacio próximo, embarcaciones con alas, no sé, la verdad, cómo llamarlos. Me dijeron que para mi vida sólo quedaban y quedan dos opciones. Permanecer en un sitio con las aves fijas en un punto, las que arman su nido para siempre y ponen huevos en la parte más alta de los árboles, o irme de una vez con las aves migratorias. Se me advirtió que estás últimas no garantizan nada estable ni definitivo. Pero dan alegría y vuelo y encanto a los días. Qué bien. Por fin conseguí un pasaje para irme de aquí junto a una bandada de aves migratorias. Y será éste, claro, el último viaje.
L.
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