lunes, 10 de junio de 2013

Adulterio


Adulterio, una película de John Curran, plantea un tema interesante, difícil, sin solución aparente. Dos parejas vecinas y modernas, clase media alta, lugar de vivienda insuperable, dos hijos en cada familia, intercambian fichas pero no a la manera swinger (lúdica) sino como resultado de una mezcla de celos, aburrimiento, atracción física, desasosiego. El final es en parte dramático pero abierto. Nadie se muere. Sólo una pareja se separa. La que queda no parece tener futuro. ¿Qué es lo que está en crisis ahí? ¿La sagrada institución matrimonial? ¿La monogamia forzada? ¿La felicidad mal entendida? Casi no pude dormir pensando en la cuestión. Pienso a veces que la infidelidad se origina en la carencia mutua de proyectos o en la falta de afinidad. La mayoría de las parejas están compuestas por extraños que asumen un compromiso de muy relativa solidez. Lo que pasa luego es conocido. El adulterio, en definitiva, forma parte de la moral burguesa. Podría decirse que completa la vida familiar para hacerla más llevadera y excitante. Pero decir esto, o pensarlo, me da un poco de tristeza y no sabría explicar por qué.
L.

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