viernes, 29 de julio de 2011

Esa idea

Esa estúpida idea de pensar que mi vida es mejor que la de los otros. Mi vida a pesar de los cuervos, las lunas negras, los abandonos, la fe perdida. Esa cosa tan idiota de creer que mi visión de las cosas supera en algo a la de los demás. Esa maldita soberbia. Afuera, lejos, canta un pájaro desconocido. Canta algo incomprensible y se aleja. No puedo verlo en el cielo porque es de noche. Esta noche de cenizas que ahora es mi único refugio.
L.

Infinito


Dice el peruano Julio Ramón Ribeyro que lo primero que conocemos de una mujer es su mano. Cada dedo se va individualizando y después cada uña, cada arruga, cada imperceptible lunar. La mano será luego conocida por los labios. Y entonces se añade un sabor y una consistencia. ¿Y qué decir de los brazos, los hombros, los senos, los muslos, los genitales? Apollinaire solía hablar de las siete puertas del cuerpo de una mujer. Ribeyro dice que la cifra es en todo caso intrascendente. La mujer y el mar no tienen puertas ni ventanas.
L.

Poema

Había una vez una rama


Discutíamos con mi analista sobre temas filosóficos. Yo le decía que las cosas existen aunque no las miremos ni las nombremos. Ella contraatacó diciendo que no hay universo sin la palabra universo, que no podríamos distinguir una flor de otra y ni siquiera saber qué es un beso sin la palabra beso, etcétera. Yo le hablé de una rama que en este mismo momento se está quebrando en un bosque lejano sin que nadie la observe. Creo en esa rama, le dije para conmoverla. Se está quebrando ahora mientras usted y yo hablamos de tonterías. La conversación no pudo resolverse. Pensé de pronto en una galaxia muda y convertida en un enigma, una rama que se cae, el absurdo inexplicable de estar vivos. Mi analista diría que si puedo pensar en todo eso se lo debo a palabras como rama, galaxia, absurdo, vida, engima, en fin, una discusión interminable.
L.

El arte de nadar

Imposibles


La mayoría de los problemas no tienen solución. No definitiva al menos. Para soluciones finales están Hitler y sus amigos. Por eso, a la larga, el mundo de lo posible termina volviéndose intratable, denso, fastidioso. Buscamos entonces regiones imposibles que con frecuencia se vuelven más estimulantes que la mejor droga. Sueños, fantasías, pensamientos absurdos, juegos del cuerpo y de la mente, rupturas imaginarias. ¿Está mal? ¿Eso equivale a evadirse de las cosas que realmente importan? ¿Acaso debemos estar todos los días hablando de enfermedades, muertes, soledades, fiestas, viajes, elecciones y separaciones? No creo. No puede vivirse así. Entonces claro. Entonces sí. Imposibles necesarios como el agua y el aire. Comer imposibles. Amar imposibles. Fecundar imposibles.
L.

Potencia textual


La mayoría de mis libros, los que están en mi biblioteca, fueron escritos cuando yo ni siquiera había nacido. De las manos que los escribieron no queda ni una partícula de polvo. De las mentes que los pensaron menos. Algunos de mis libros, los que están en mi biblioteca, perdieron la tapa, tienen menos páginas, están llenos de manchas y rayaduras. No sirven para nada. Sin embargo la mayoría de mis libros, los que están en mi biblioteca, son diez mil veces más jóvenes y hermosos que las reinas de belleza. Si esos libros fueran hombres tendrían veinte erecciones por día. Si fueran mujeres ganarían todas las carreras de natación en cualquier estilo. Si la mayoría de mis libros, los que están en mi biblioteca, tuvieran sexo, poblarían el mundo de heroicos e imbatibles libritos. Tan grande es su juventud y fertilidad. Tan inagotable su potencia erótica.
L.

jueves, 28 de julio de 2011

Plan subterráneo


Todos tenemos un plan subterráneo. No sabemos que lo tenemos. Pero es él quien mueve los pasos y nos conduce a regiones imprevistas, sucias, inmorales. Nada podemos hacer para frenarlo. La sociedad nos empuja en dirección contraria. Trata de educarnos en los valores indudables del otro plan, del que anotamos en la agenda, del que llevamos a cabo diariamente, del que figura en los carteles de toda la ciudad. De pronto recordamos algo. O subimos a un tren cuyo destino es improbable. O anotamos un nombre en la reseca pared. Es inútil resistir, poner la radio fuerte, mirar hacia otro lado, reírnos como idiotas. Ningún proyecto es tan fuerte como el plan subterráneo. Detrás del muro se oye una música jamás escuchada. Hacia ahí debemos ir. Hacia el callejón prohibido por la ley del mundo. El camino se alimenta de la falta de caminos. Es cierto que podemos perder el equilibrio, sufrir, pasarla mal. Pero el plan subterráneo enferma para bien. Ya es hora de entregarnos.
L.

El cuerpo habla

Trabajos de amor perdidos

Así se llama una comedia temprana de Shakespeare. Trabajos de amor perdidos. Su nombre alude quizás a los tremendos esfuerzos que se hacen para sostener un vínculo amoroso y que a veces no dejan nada. El error quizás consiste en esperar algo "útil" de ese esfuerzo. Como si en vez de un sentimiento difuso y con frecuencia efímero se tratara de una máquina de hacer pájaros o automóviles. En lo que sí podríamos acordar es en la idea de que el amor es un trabajo de construcción como cualquier otro. Los resultados no importan tanto como el difícil y complejo proceso de armado. En eso el amor se parece en parte a la escritura. Es un acto de descubrimiento y no una rutina, un juego o una repetición de gestos previstos. Y si después nadie lee o pasa algo desagradable, trabajos de amor perdidos, habremos ganado en experiencia y acaso, también, en momentos felices. Si se mira bien no es poco.
L.

Sala de espera


Futuros amantes, tema del brasileño Chico Buarque subido ayer al blog, propone un tema interesante. Dice la letra que hay amores gigantes que por tal o cual razón no fueron utilizados. Esos amores quedan entonces como sobrevolando el espacio o, también, convertidos en ciudades sumergidas. Son amores en sala de espera. Cuenta el autor que en un futuro lejano se formarán equipos especiales de buzos o arqueólogos o algo parecido que buscarán esas pasiones olvidadas para que tal o cual pareja pueda recuperarlas y devolverles la vida intensa, real, que en su momento no tuvieron.
L.

Ocuparse de la moral


Hay pocas ocupaciones que perjudiquen tanto la moral de un hombre como ocuparse de la moral. Oigo decir: hay que ser fiel a la verdad, hay que cumplir con las promesas, hay que luchar por las buenas causas. Pero los árboles no dicen: hay que ser verde, hay que dejar que los frutos caigan verticalmente sobre el suelo, hay que dejar oír un susurro de hojas cuando el viento atraviesa levemente el ramaje.

Bertolt Brecht / Libro de las mutaciones

miércoles, 27 de julio de 2011

Futuros amantes

Leer

Suelo aconsejar a mis alumnos con problemas de escritura, o con una mirada demasiado pobre, el acceso más frecuente a los libros. Pero cuidado. No toda lectura funciona como santo remedio. El mercado está lleno de libros venenosos. Esto último anida en los títulos generalmente más vendidos y muy particularmente en los llamados libros periodísticos. Si estas son las opciones mejor sería dedicarse a pelar papas o salir a caminar por el barrio. Lo único que funciona es la buena literatura. Los autores no son muchos pero son. Con un poco de Onetti, Carpentier, Felisberto, Pavese y Rulfo alcanza y sobra para curarse en salud de una vez y para siempre.
L.

Envidia del pene


¿Qué significa ser mujer? La genialidad de Freud consiste en haber descubierto que las consideraciones anatómicas no ayudan a resolver la cuestión. Su teoría de la castración, no obstante, sugiere que al descubrir en el padre la existencia de un miembro la niña siente que fue víctima de una pérdida sustancial de la que acusa a su madre. No voy a usar un modesto blog como éste para esclarecer la eterna polémica. Pero me atrevo a decir que la misma envidia espontánea que surge en esa niña a la vista del pene la siente el varón cuando verifica que su madre tiene tetas o cuando se entera de que únicamente las mujeres son capaces de parir. Hay quien dice que Freud conocía bien esa contraparte de la envidia del pene pero que su prejuicio falocéntrico le impedía atribuirle un justo valor. Ese prejuicio, seamos honestos, es de la sociedad toda. El capitalismo es penecéntrico por definición. Hasta en los carteles publicitarios se asocia un auto, el poder político o un desodorante masculino -también la sugerente forma del lápiz labial o de ciertos frascos de perfume importado- con la potencia majestuosa de un sexo masculino en erección. Sea como fuere la venganza femenina reside en su innegable capacidad de gozar con todo el cuerpo, alma incluida, y no solamente con tal o cual región de su anatomía desbordante. Los hombres, en cambio, somos básicos y definitivamente primitivos en ese aspecto….para no decir en todos los aspectos como opinan con razón muchas mujeres que conozco.
L.

Escena


Estábamos en un bar y el mozo demoraba. Ella preguntó qué extrañaba del pasado. Nada, le dije. No extraño nada. Por fin llegó el mozo y al rato se fue con el pedido anotado en un papel. ¿Y vos? ¿Qué extrañás de tu pasado? ¿Hay algo que te gustaría volver a vivir? Nada, respondió. Lo que viví tuvo significado cuando ocurrió. Si se repite no sería lo mismo. Entiendo, le dije. Se arruinaría todo. El mozo llegó y depositó platos y botellas en la mesa. Por la ventana vimos a un motociclista que pasó a gran velocidad y desapareció. No tengo ganas de vivir, le dije. Yo tampoco, dijo ella. Empezamos a comer en silencio mientras sonaban celulares en el lugar. Ella volvió a preguntarme qué extrañaba del pasado y yo le dije que extrañaba todo o casi todo. ¿Pero si antes me dijiste lo contrario?, recordó ella mientras acariciaba uno de mis dedos. Le dije que la conversación no tenía sentido. No lo tiene, confirmó ella. Al rato vino el mozo y un poco más tarde, en la calle, volvió a pasar un motociclista a toda velocidad. Uno o dos segundos después no volvimos a verlo.
L.

Incomunicación

Suciedad


Hay algo sucio en nosotros. No sirve la ducha para eso. Ningún jabón alcanza. Es algo obsceno y descarnado que no nos deja dormir. Una especie de culpa o peso que no alcanzamos a simular o reprimir. Puede ser el recuerdo de algo vivido. Puede ser el anticipo de algo por vivir. Una especie de deseo prohibido pero insistente. Ya probamos todos los métodos y todos se muestran inútiles. Queda una opción. Convivir con la maldita mancha. Incorporarla a nuestra vida. Aprovecharla plásticamente. Aprender a dormir con ella.
L.

Limpieza


Entre ayer y hoy hicimos limpieza en el blog y borramos entre diez y quince posteos. Solemos pasar el rastrillo pero esta vez se nos fue la mano. De pronto la sensación de sobreabundancia, provocaciones excesivas, demasiados e innecesarios desnudos, ideas repetidas hasta el cansancio, formulaciones poco felices. Sobre un total de más de dos mil textos y fotos no es tanto. Algunos lectores se quejaron del plumerazo y no supimos qué decirles. Pero en el blog, como en la vida, llegan de pronto instantes de hartazgo, deseos de aclarar un poco el panorama, intentos de resumir y resumir hasta alcanzar la esencia, la página en blanco, la mente en blanco, la pantalla liberada de insectos y manchas de aceite. Sabemos, de todos modos, que ninguna limpieza es total. Siempre queda -aquí, allá y en todas partes- un mosquito dando vueltas y más vueltas. 
L.

Sin pensamientos

Si ya no puedo pensar puedo sentir. ¿Sentir qué? La lluvia por ejemplo. Y si no llueve las cenizas del volcán. Y si no hay cenizas un cuerpo. Y si no hay cuerpo el viento. Y si no hay viento sentir que no siento nada. Que mis sentidos están en blanco. De pronto soy una piedra o menos que eso. O soy viento o lluvia o un mar embravecido. O soy nada más que un cuerpo. Si ya no puedo pensar, etcétera. Y etcétera, también, si ya no puedo sentir.
L.

martes, 26 de julio de 2011

Mujeres en fuga

Lugares comunes


Se había preguntado si lo que hizo era políticamente correcto. Dijo luego cosas subiditas de tono, es decir, políticamente incorrectas. No obstante arrancó mandando mensajitos de texto. Comprendió que hay que ponerle ganas, pilas, a la vida. Siempre que me necesites voy a estar, le dijo. La felicidad son momentos. Hay que honrar la vida. Eso es lo importante. No desanimarse nunca. A mal tiempo buena cara. Al que madruga dios lo ayuda. Lo que mata es la humedad. El problema no es el frío sino el viento. Feliz cumple/ te quiero mucho. Más vale pájaro en mano (pobre pájaro). Estoy pasando el momento más feliz de mi vida, dijo Natalia Oreiro. La felicidad son momentos. Hay un antes y un después. Antes de tener sexo hay que pensarlo. ¿O era antes de hacer el amor?  ¿Leíste lo que puso Mara en el faice? Ella es una típica chica de barrio. Qué bajón. Hay que ponerle ganas. Y liberarse de la gente tóxica. Ese tipo es un ganador. Cocacola refresca mejor, la felicidad son momentos, más de lo mismo. ¿Será que todos terminaremos hablando así dentro de poco? ¿Ya nadie será capaz de hablar con voz propia alguna vez? 
L.

Preguntas


Salvo en los libros sagrados y en los de autoauda las principales preguntas no tienen respuesta. Esto molesta a los buscadores de absoluto. Pero así es. ¿Qué sentido tienen la vida, la muerte, el amor, el simple acto de regar las plantas? Ninguno. O quizás todos los sentidos. ¿Existe el bien? ¿Existe el mal? ¿Hay gente confiable en el mundo? Y si no hay, ¿deberíamos aislarnos como los poetas chinos de la antiguedad? No hay respuesta para ninguno de estos interrogantes. Pero, aun así, algo puede intentarse. Mientras esperamos que surjan soluciones podemos caminar, amar, pensar y abrir la puerta para ir a jugar. Aunque no sirva para nada... algo hay que hacer.
L.

lunes, 25 de julio de 2011

Se acabó

Basta de citas, referencias culturales que prestigian, frases célebres y conmovedoras, erecciones culturales y solemnes y poéticas. Basta ya. Se acabó. Hablaremos con voz propia aunque no le guste a nadie. Con uso especial de malas palabras. Nadar contra la corriente aunque todo termine mal. Porque si la vida y el blog consisten en nadar solamente a favor de la corriente, que a veces es horrible, mejor que se lo coman todo. Que se lo coman todo de una vez.
L.

La oportunidad de mi vida

Mojarse


Nunca escapé de la lluvia. Me encanta mojarme sin importarme si voy a una entrevista, si voy a estudiar o si, sencillamente, estoy llegando a mi casa. No entiendo el escándalo que hacen las personas, sobre todo las mujeres, cuando tienen que mojarse. Es casi como un pánico al fluido. Para mí empaparme de lluvia es un pacto con el mundo. Es un pacto con ese lado primitivo que se pierde día a día entre muros, computadoras y luces alógenas. Lo digo porque en Bogotá no deja de llover y tengo ganas de salir y mojarme… Pero no puedo. En las oficinas de la vida no toleran los charcos.

Andrea

Este blog

Lo peor que podría pasarle a este blog es presentarse como vocero de alguna revelación trascendente. A veces pasa y es lo peor. Algunos posteos tienen un tono peligrosamente cercano a la autoayuda. Un estilo impostado y dogmático que parece provenir de alguien que se cree dueño (pobre de él) de verdades últimas. Sobre todo cuando aparece el verbo debería, así, en potencial, casi una orden, como si acá supiera alguien qué cosa es lo que todos deberíamos hacer para ser felices o estar mejor o quién sabe qué. Estaremos más alertas. Y si no nos damos cuenta de haber caído tan bajo, están los lectores amigos y atentos para arrojarnos de vez en cuando el balde de agua fría que andábamos necesitando.
L.

Límite


No podemos hacer mucho para cambiar la vida. Nuestra vida. Si alguien nos abandonó nos abandonó. Ni con una vidente genial podríamos volver atrás la situación. No podemos evitar que un ladrón nos robe por la calle. No podemos lograr que una persona se enamore de nosotros. Tampoco podemos evitar enamorarnos de la persona menos indicada. No podemos hacer que llueva o deje de llover. No podemos excitarnos sexualmente porque la situación lo impone. No podemos llorar sin ganas. En conclusión. No podemos hacer mucho para cambiar nuestros días. Pero eso mínimo que sí podemos hacer es mucho. Quizás demasiado. Quizás no habría que esperar tanto para hacerlo. Quizás el momento sea éste. Ahora.
L.

Votar contra uno mismo


Los recientes resultados de algunas elecciones argentinas hacen pensar que, en más de una ocasión, la gente vota contra sí misma. El tema es raro pero interesante. ¿Por qué alguien votaría en contra de sus intereses? Sin pensar mucho lo primero que surge es que se trata de una operación inconsciente. Sería una especie de masoquismo dulce y encubierto que lleva a inclinarse por candidatos nefastos que, inicialmente, parecen la imagen misma de la felicidad y el goce inmediato. Quizás lo ideal sería sacar el tema de lo político y llevarlo al plano personal o psicológico. ¿Acaso no nos pasamos la vida llenando de obstáculos el camino que nos liberaría de tantos problemas? Si la respuesta fuera tan fácil el mundo sería un paraíso. Pero no es así. Hay que algo que nos daña y sin embargo nos encanta y atrae. ¿Por qué la gente vota contra sí misma? Quizás por la misma razón que, más de uno, mata exactamente eso que ama por encima de todo. Habrá que pensar largamente en la cuestión.
L.

Quisiera que estuvieras aquí

Demasiados átomos


Para escapar de los modernos y recontramodernos que me ahogan busco salvación en los antiguos griegos. Los epicúreos, entre ellos, formaron una escuela filosófica que defendía el placer por encima de todo. Para evitar confusiones el propio Epicuro fue claro en un fragmento que nos llega de él. Cuando decimos que el placer es el fin principal de la vida no nos referimos a los placeres de la gente disoluta o a los que residen en el goce como creen quienes ignoran nuestra doctrina. El placer principal para los epicúreos era básicamente no tener hambre ni sed ni frío.  Hay otros deseos, subrayó Epicuro, que "siendo naturales son innecesarios" como por ejemplo el sexual. Este último, aclaró el maestro, es producido por un exceso de átomos. Dicha abundancia podría eliminarse mediante el footing o alguna otra manera de liberar energías. Recuerdo ahora el ideario erótico del taoísmo según el cual el hombre no debería derrochar su esperma, que es su divina esencia, sino ahorrarlo evitando que el coito culmine en eyaculación. ¿Pero qué diablos pretendían de nosotros los hermanos taoístas y epicúreos?
L.

domingo, 24 de julio de 2011

Sol inmóvil


Un reloj roto, parado, puede dar la hora exacta al menos dos veces al día. Un pensamiento fijo no deja de ser un pensamiento vivo y considerable. No hace falta desplazarse para solucionar problemas difíciles. A veces basta observar detenidamente algo para que todo empiece a moverse dentro nuestro. ¿Para qué viajar y viajar? ¿Por qué pasarse la vida como esos prisioneros que se mueven todo el tiempo de un lado a otro? Sol inmóvil. Otra linda imagen. Un reloj roto, parado, puede dar la hora exacta al menos dos veces al día.
L.

Estación Utopía

sábado, 23 de julio de 2011

El deseo


La gran paradoja del deseo es que su fuerza disminuye justo cuando es alcanzado. Parece una tontería pero es así. Quien lo probó lo sabe más que nadie. Uno llega a preguntarse incluso si valió la pena tanto esfuerzo para hacer posible lo imposible. Por mejor que sea la presa, una vez tomada y dominada se aleja y se deshace. En la relación amorosa el fenómeno es aún más visible, raro y asombroso. Cuando lo hasta ayer inalcanzable se vuelve cierto algo parece perderse en el camino. Deseo, obtención, decepción. Rima y todo. Antes de Freud ya lo había advertido Santa Teresa con astucia. Se derraman más lágrimas por las plegarias atendidas que por las no escuchadas.
L.   

viernes, 22 de julio de 2011

Fingir

Para andar bien por la vida lo principal es fingir. Sonreír, ocultar, callar, engañar, hablar solamente de grandes tonterías. Eso cae bien en todas partes y se evitan conflictos. Una compañera de trabajo acaba de contarme que se amigó con su novio sobre la base de un acuerdo de no agresión. El acuerdo consiste en no tocar ciertos temas. ¿Qué temas?, le pregunté. La lista es tan larga que casi no le queda a la pareja casi nada de qué hablar. Pueden simular. Hablar del tiempo, del perro, de las últimas noticias. Entiendo que a veces fingir nos protege de los otros y nos permite circular sin mayores problemas. Pero fingir todo el tiempo es peligroso. La gente de por aquí, dice Sam Shepard, se ha convertido en la gente que finge ser.
L.

jueves, 21 de julio de 2011

La lista sigue abierta


Hubo hasta ahora alrededor de veinte visitantes de Suspende que aceptaron la propuesta de armar una lista de planes o metas o algo parecido a las famosas cinco cosas mencionadas en un post anterior. Proyectos que la gente desea concretar antes de que todo se termine. Hay dos temas llamativos. Uno es el anonimato predominante. Otro es que la mayoría de respuestas parecen provenir de mujeres. ¿No llegan los hombres a este blog? ¿O los que vienen ya tienen todo resuelto? Lo otro radica en las elecciones de cada cual. Estudiar algún idioma, coger, viajar, tratar de aclarar, como Danisa, qué significa el acto de amar. En algunos casos aparecen amores antiguos que quieren ser recuperados al menos por un rato. Cierto deseo de volver a los orígenes de algo o de alguien. En otros casos se percibe la espera de una especie de salvador o mesías que venga a resolver una serie amplia de problemas. Eso, claro, por ahora. La lista sigue abierta. Y también siguen abiertos los interrogantes que esas respuestas generan.
L.

Y siguen llegando....

Siguen llegando listas personales de cinco cosas que a cada cual le gustaría hacer antes de morir o renunciar. Todo inspirado en una linda película de Isabel Coixet (Mi vida sin mí). Para más detalles buscar abajo en la lista o en el post llamado cinco cosas.
L.

Espiral

La lista


Todos tenemos sueños, proyectos postergados, planes, fantasías reprimidas, ganas de hacer tal o cual cosa o vivir determinada experiencia antes de morir. Se trata de armar una lista con cinco planes o travesías o amores o estudios o lo que sea. La idea está inspirada en una escena de Mi vida sin mí, película de Isabel Coixet. Quien tenga ganas de probarse, como lo hizo en la ficción la protagonista del film, puede hacerlo. Más detalles en el posteo llamado cinco cosas (buscar abajo). El desafío sirve, de paso, para darle nombre a deseos a eso que por lo general no tienen nombre.
L.

miércoles, 20 de julio de 2011

Los premios

Los libros prometidos a los ganadores del segundo concurso literario de Suspendelviaje ya fueron entregados. Los que no supieron del certamen pueden, si lo desean, leer los textos seleccionados en un blog especial que abrimos a tal efecto. Es http://suspendelconcurso.blogspot.com/. Recordamos a los lectores y visitantes ocasionales que lanzamos una consigna de trabajo en el post cinco cosas. Cada cual puede armar su lista personal. En este caso no habrá premios. Y finalmente...nada más que agregar. Hace frío y la noche no promete milagros hoy. Quizás mañana o pasado.
L.

Lo posible

Lo imposible

Lo principal no puede decirse. Y no se puede porque no se puede. Ya sea por pudor, por miedo, por lealtad, por prejuicios morales, por respeto a los otros, por piedad o por un principio básico de autoprotección. Pero ni siquiera eso es lo central. Lo central es que las palabras son insuficientes para nombrar ciertas cosas. Lo principal está vedado. Lo principal es indecible como la muerte y el amor. Ni la muerte ni el amor pueden nombrarse. Entonces damos rodeos, usamos metáforas, hablamos de más o de menos, citamos a escritores inspirados. Pero lo principal no puede decirse. Y debemos aprender a vivir con esa imposibilidad como con todas las demás.
L.

Una novia sin tetas


Una novia sin tetas más que novia es un amigo. Lo dice un dicho popular que parece tonto pero bien pensado no lo es. No resulta fácil ser amigo de una amiga con tetas. Eso se debe más que nada a una debilidad personal cuyo origen es netamente edípico e infantil. En ciertos casos las situaciones se confunden y la amistad se va al diablo. Con frecuencia también el amor. Lo ideal para un hombre dispuesto a tener amigas mujeres, entonces, es o sería conseguirse una chica sin tetas. Pero aún así el peligro permanecerá latente.
L.

Cajita escondida


Cada amigo es dueño de una gaveta escondida de nuestro ser. Sólo él tiene la llave. Ido el amigo la gaveta queda siempre cerrada. Alejarse de los amigos es así clausurar una parte de nuestro ser. Yo habría sido diferente si hubiera continuado frecuentando a ciertos amigos de mi juventud. Pero las circunstancias nos separaron y continuamos viajando cada cual por su lado y por ello mismo mutilados. De allí que ha cierta edad sea difícil hacer nuevos amigos. Todas las facetas que ofrecía nuestra personalidad han sido ya copadas, ocupadas, selladas por las viejas alianzas. No hay superficie libre donde la nueva amistad pueda asirse. Salvo que el nuevo amigo se parezca extremadamente al anterior y se valga de esta semejanza para penetrar por refracción al recinto secreto de la primera amistad. Pero por más afecto que nazca siempre será el imitador, el falsario, el que no accederá jamás a la cámara preciada. Una cámara irrisoria, seguramente, que no guarda a lo mejor más que un montículo de pedregullo, por que los ojos del amigo, del primero, convertían en lo que él quería ver: lo irremplazable.
Julio Ramón Ribeyro / Prosas apátridas

Cinco cosas


La escena pertenece a la película Mi vida sin mí, de Isabel Coixet. Una mujer de 23 años -casada y con dos hijas- se entera por un médico de confianza que morirá en dos meses. La chica va a un McDonald's y en una mesa compone una lista de cinco cosas que quiere hacer antes del fin. Si no recuerdo mal una de esas cosas consistía en hacer el amor con otro hombre. En su momento me pareció un lindo plan que también podría verse como un juego ciertamente perturbador y desafiante. Creo que todos deberíamos hacer esa lista sin esperar un diagnóstico terminal. Inspirado en la película propongo a los visitantes de este blog que confeccionen su lista personal y la publiquen, así sea anónimamente, al pie de este posteo. Es la consigna. Cinco cosas. No hace falta ir a McDonald's.
L.

El extraño

Hay un hombre totalmente desconocido para mí. No sé casi nada de él. Nunca lo vi con la atención suficiente. Jamás escuché su voz con claridad. La imagen suya que aparece en fotos o videos resulta rara, falsa, incomprensible. Lo increíble es que ese sujeto vive demasiado cerca mío. Hasta se podría decir que él y yo convivimos en el mismo cuerpo. Es más. El hombre forma parte de mi vida cotidiana, de lo que soy y siento o creo sentir. Pero nada sé de tan extraño individuo. Hay aún algo más grave. Esa persona soy yo.
L.

Horizonte

martes, 19 de julio de 2011

Subversivos


Había casi olvidado esa palabra. Subversivos. La gente de mi generación la asocia con razón a los militares asesinos de los setenta. Para ellos éramos subversivos todos nosotros. Pero no sólo nosotros. También El principito, de Saint Exùpery, los obreros, los estudiantes, los escritores, el unicornio azul. Casi todos. No estaría de más recordar que subversivos no es mala palabra. Al contrario. Alude a subvertir el orden. Alude a la revolución. La constitución argentina autoriza al pueblo a levantarse en armas si considera que la libertad está en peligro. El problema es que en este país esa palabrita vuelve a escucharse con el tono sangriento del pasado. Sin ir más lejos, recién, un alumno de una escuela en donde doy clases dijo algo así como que los militares "tuvieron" que liquidar a los subversivos y que en ese afán -advirtió- "a algunos se les fue la mano". La violación de embarazadas, el robo de niños, la aplicación de picana en los genitales, en fin, todo eso fue "un exceso" y no un plan de exterminio. Se les fue la mano. Había muchos subversivos. Ayer un ex alumno de periodismo me envió un lindo mail diciendo que esperaba que yo siguiera teniendo un corazón subversivo. Le dije por supuesto que sí...gracias a dios y la virgen.
L.

Carta desde lejos


Los samanes, unos árboles gigantescos con un tronco similar a las patas de elefante, están florecidos. Son extrañas esas flores. Parecen copos de algodón. Hace viento y cada fragmento que alguna vez fue hoja vuela por todo el pueblo, dejando al árbol totalmente desnudo y triste. A veces aterrizan en el asfalto. A veces en el agua milagrosa de alguna alberca. No venía a Ricaurte desde hace algún tiempo. Quizás muy poco. La verdad es que parece una breve eternidad por todo lo que ha pasado desde la última vez que estuve aquí. Hace calor y por fin mis pies se han librado de las medias y los zapatos que los oprimen en Bogotá. Aún traigo el frío de esa ciudad. Pero se disipará poco a poco así como se va derritiendo el hielo. Aquí pasé mi infancia. Siento como si estuviera viviendo en una fotografía en sepia. En julio las mariposas amarillas se aparean. Lo hacen chocando sus alas y los pájaros copulan luego de todo un proceso de conquista que consiste, básicamente, en extender sus alas y batirlas en los pequeños arbustos, para hacer ruido. Es julio y las acacias también están florecidas en tonos rojos, amarillos, naranjas y verdes. Leo tu poema que habla sobre el regreso y siento también que estoy regresando a lo primitivo, a lo antiguo, a lo virgen, al mar, que, en mi caso, no es más que un árbol desnudo.
Andrea


Viejos mails de un tal Van Gogh


Leo viejos mails de un tal Vincent Van Gogh, artista holandés dado a los extremos, donde aparece al desnudo el drama, su drama de vivir y sentir intensamente. Ahí lo veo descubriendo en la práctica la fuerza de sus teorías pictóricas o también expresar a cada paso sus dudas existenciales. ¿Quién no duda? ¿Quién no cuestiona sus decisiones o indecisiones? Mi tormento no es otro que este -le dice a su hermano Théo- ¿para qué podría yo servir? Pero su tragedia tuvo también que ver con el imposible amoroso que lo perseguía. Por momentos -escribe- así como contra los sordos acantilados se estrellan las olas, siento el deseo de abrazar algo. Abrazar a una mujer de la clase puta barata. Van Gogh respira agitadamente en esos mails llenos de dolor y esperanza. Y lo hace, al borde de su propio final, como un animal herido, terco, luminoso.
L.

El gran salto

Temas prohibidos


Hay temas casi prohibidos para este blog. Cada vez que los tocamos cosechamos enojos, silencios, perdemos seguidores y aún lectores. Pero no dejaremos de abordarlos ya que la vida es corta y los blogs, creo, están para eso. Para decir lo que se nos cante y nadar contra la corriente. No se escribe un blog para quedar bien o buscar votos. ¿Y cuáles son los temas que molestan? Básicamente redes sociales, ecología, política, vida cotidiana. También el amor y el sexo cuando los vemos con cierta dosis de ironía y desconfianza. Una lectora dice que nunca hablamos de las cosas lindas de la vida, que no tiramos buena onda, que siempre le buscamos la quinta pata al gato. ¿Pero qué culpa tenemos si los gatos, en efecto, tienen cinco patas? 
L. 

lunes, 18 de julio de 2011

Lo normal


Basta mirar algo un largo rato para descubrirlo como si fuera por primera vez. La idea puede aplicarse a una persona, a un libro, a un paisaje, al raro pezón de una mujer. De cerca nada ni nadie es normal. Y de lejos tampoco. Cada persona, aún la que creemos conocer demasiado bien, es un abismo insondable y oscuro. ¿Conviene meterse en ese pozo desfondado? Sí y no. Hay que calcular primero pérdidas y ganancias. O no. No hay nada que calcular. Hay que tirarse de cabeza en la pileta y hundirse hasta el final. Lo normal es ilusorio como todo lo demás. No hay lógica. Habrá que aceptar la ley del mundo. Aceptar o renunciar.
L.

Todo acabado

Y el viaje no se suspendió

Ella daba vueltas y más vueltas con su prometido viaje. No aseguraba nada. O yo sentía que no me aseguraba nada. Nunca se sabe. Para esa época yo había conocido a alguien acá y mi descreimiento en los milagros crecía en gran escala. Viajaré Gruss, decía ella o escribía en sus mails cortantes e intensos. Viajaré Gruss. Cuando los días pasaban y perdí la fe casi por completo le dije, casi lo rogué que suspendiera el viaje de una vez. Yo estaba más o menos bien y el miedo a lo desconocido me empujó a darle una orden. Suspende el viaje, volví a repetir muchas veces. Por fin llegó, porque todo llega, y resolví no ir a buscarla a Ezeiza. Le dije que a la noche me encontraría con ella en su casa y que luego veríamos. La noche en que la vi por primera vez ella tenía puesta una blusa blanca, un jean y unas zapatillas azules. Creo que cargaba también una mochila. Caminamos sin tocarnos y sin hablar durante un largo rato y llegamos a un lugar donde la marcha se detuvo para siempre y el espíritu de Dios comenzó a flotar sobre las aguas.
L.

Mayo francés y amoroso


Los indignados del mayo francés no sólo se ocuparon de política, filosofía y educación. Basta leer algunos de los célebres graffitis pintados en la Sorbona y Nanterre por los estudiantes rebeldes de aquellos años. Amaos los unos sobre los otros, rezaba uno en obvia reescritura de un mandamiento bíblico. Hagan el amor y vuelvan a empezar, proponía otro mensaje. Y uno más. Cuanto más hago el amor más ganas tengo de hacer la revolución. Y otro. Prohibido prohibir. Política, sexo y poesía parecían formar un solo cuerpo entonces. Quizás convenga retomar para el amor, y también para la política, el lirismo revolucionario y creativo del mayo francés.

Nace una estrella


Tengo una alumna peronista de 18 años (Camila) que es una mezcla de Susan Sontag, Rosa de Luxemburgo y Tania la Guerrillera. A diferencia de las nombradas Camila vive en una casilla de madera, en Del Viso, con una madre castigada y sola, una hermana embarazada de 17 años (el padre del bebé tiene 16 y vive en otra parte) y un papá que la oficia de pastor evangélico a dos cuadras de la villa y con el que no se habla. Camila organiza guitarreadas en parques adonde asisten cientos de personas, es capaz de conseguir treinta micros con un solo golpe de celular y se dedica, entre otras mil tareas, a la alfabetización de marginales. Hoy me contó que anoche leyó poemas de Neruda y Octavio Paz. Mirar su agenda cansa de tantas actividades ahí anotadas. Pienso en los amargados que se ven en los medios hegemónicos, pienso en los periodistas que escriben libros envenenados como sus autores, pienso en los viejos que ya no creen en nada, pienso en mí mismo. Camila -alumna peronista de 18 años- es un astro que brilla con luz propia. Acaso represente a una nueva y combativa generación en cuyas manos asoma una esperanza. Cuídense de ella. Dará que hablar.
L.

Una cosa menos

domingo, 17 de julio de 2011

Carta desde Colombia


Llevo más de nueve horas en la oficina. Me duele la espalda. Siento que la columna vertebral tiene una pequeña desviación hacia la izquierda en la parte que se acerca al cráneo. ¡Auxilio!, grito hacia adentro, como si mi conciencia pudiera hacer algo. Y enloquezco. Quisiera estar aprendiendo a bailar tango o samba o salsa o son. Moviéndome. Moviendo los pies. O haciendo el amor. Sudando, besando, probando. Pero no acá. No así. Caminando por mi calle favorita, llena de olor. O cabalgando en la finca de mi padre. Con el sol quemándome la espalda. Escuchando sólo los cascos del caballo tocar la tierra árida y el polvo que se levanta. Y la brisa caliente.
Andrea

El domingo baila

Misterios del feisbuc

No estoy ni en contra ni a favor del feisbuc. Menos puedo oponerme a algo que me resulta desconocido y a lo que no pienso entrar. Esto último es decisión tomada. Tengo libros que leer, clases que dar, peces y gato que alimentar, películas que ver, en fin, no puedo perder ya ni un minuto más en nada. O sea. No es algo ideológico sino práctico. Me cuentan que feisbuc es una especie de página amarilla de la guía pero pública. Uno puede difundir actividades personales (una ducha, un paseo, una fiesta) y puede también saber qué hacen o hicieron otros. Una ducha, un paseo, una fiesta. Pueden verse fotos de casamientos y cumpleaños, pueden leerse revelaciones del tipo "estoy en el mar con mi esposo comiendo cangrejos asados", en fin, todo eso. Cada cual además puede poner fotos íntimas o casi, difundir videos, chismes, noticias, etc. Me pregunto qué pasará con los feisbusc de los que se mueren. Si seguirán para siempre en el espacio virtual o alguien los quitará. Me pregunto en qué mundo vivo y para qué. Pero eso ya se lo preguntaron otros y no llegaron a grandes conclusiones. También se puede conocer gente, como en los viajes, o enterarse si una ex novia se casó y espera para diciembre. Mejor paro acá. El blog no es una página amarilla. Este blog, al menos, es una página negra.
L.

Invitación


Detesto hacer publicidad en el blog. Pero voy a hacer por una vez lo que detesto. Pronto dictaré un taller de escritura literaria (2 de agosto/dura dos meses) basado en lecturas pero sobre todo en poner el cuerpo, algo que en el curso significará escribir a razón de un texto por semana. No se leerán trabajos en voz alta y en ronda como suele hacerse en los talleres de moda. Habrá intercambio, consignas de trabajo, acto de amor y lucha con las palabras. Los interesados deben consultar en http://www.delaspalabras.com/ Trataré de trasmitir y poner en práctica la nada sencilla idea de que escribir amplia las fronteras de la vida. Y que hacerlo no significa decir cosas bonitas sino verdaderas...aunque debamos mentir para decirlas.
L.

sábado, 16 de julio de 2011

Hubo un tiempo que fue hermoso

Si no me entero


Le pregunto a una amiga casada cómo reaccionaría en caso de que su marido le sea infiel. Se lo pregunto sin expectativas. Sólo por curiosidad. Si no me entero, responde mi amiga, ningún problema. Pienso que eso, la respuesta, podría leerse en un sentido más amplio. No importa el acto sino su conocimiento. Si lleváramos la ignorancia elegida a otros campos, incluido el engaño amoroso, estaríamos en problemas. Si no me entero que la Otán bombardea poblaciones civiles en Libia todo bien. Si no me entero que los represores argentinos torturaron y violaron todo bien. Si nadie me dice que Buenos Aires se ha convertido en una puta ciudad, voto a Macri. Habrá que tener cuidado...y enterarse al menos de algo.
L.

viernes, 15 de julio de 2011

Lo posible

Nuestra vida está llena de imposibles. No podemos cambiar casi nada de lo que nos rodea. No podemos cambiar a nadie. No podemos hacer montones de cosas que quisiéramos hacer. El mundo nos pone límites a veces infranqueables. La pregunta que todos deberíamos hacernos, entonces, es qué cosas sí podemos concretar. En qué campo. Con quién. Y una vez que tengamos la respuesta a esa duda crucial todo lo que debemos hacer es actuar en consecuencia.
L.

Anticapitalismo en el diván


El psicoanálisis, como teoría o praxis, recibe ataques desde todas partes. Salen  notas en revistas locales de pésima calidad y sin rigor alguno. Aparecen best sellers que alegremente fusilan a Freud y sus ideas. Gente que jamás experimentó un buen análisis se suma al coro con argumentos irrefutables. Trato de pensar en la razón que estimula semejante batería de ataques. Mi conclusión (basada en mis lecturas pero sobre todo en  mi experiencia como paciente) es que hay un problema de fondo raramente observado. El psicoanálisis freudiano y lacaniano es una herramienta anticapitalista por definición. Por algo Freud integra, junto a Niesztche y Marx, el grupo de maestros de la sospecha. La teoría y la práctica psicoanalítica apelan al deseo y no al consumo adictivo (goce) y no al mercado, vaca sagrada del capitalismo. Se propone al paciente (en cambio) hacer algo con lo que le pasa y no entregarse mansamente al sistema familiar, político, moral y económico. Revoluciona las almas y por algo se empieza. Ahí está el nudo que tan pocos desatan. El psicoanálisis propone la verdadera libertad individual y eso no es tolerado por los dioses de la resignación y la obediencia.
L.    

No queda más que viento I


Las mujeres del mar no saben qué hacer con sus manos. La ropa les pesa como cadenas y sueñan un sueño de hombres desnudos. Algunas intentan la televisión. Otras tejen bufandas invisibles. Pero el zum zum de las avispas puede más. Otras se ponen a llorar. Pero el vendaval enmaraña las horas y los pliegues del día agitan aún más el oleaje. La música del bar termina de abrumarlas. Algunas se sacan los zapatos, otras golpean en las mesas o disparan feroces insultos al cielo. Debe ser el viento –dicen-. Debe ser la lluvia. Pero es la tempestad, vieja puta, que se traga todos los barcos a la vez. 
L

No queda más que viento II

jueves, 14 de julio de 2011

La revolución silenciosa


En estos días, no sé por qué, recordé una cosa llamada revolución peruana. Fue algo ocurrido en los años setenta y su protagonista excluyente fue un militar llamado Velazco Alvarado. El hombre, acompañado de un sector minoritario de la población, impulsó una reforma agraria en el país de los gamonales, nacionalizó la minería, alentó las colectividades agrícolas, etcétera. Pero estaba solo y en unos pocos años todo se vino abajo. Y en estos días, no sé por qué, recordé dos grandes fracasos de Ernesto Guevara. Casi en soledad trató de favorecer una revolución en el Congo, primero, y luego en Bolivia donde murió asesinado por orden de la CIA en una escuelita de La Higuera. Todo parece indicar que ninguna revolución puede llegar a buen puerto si no cuenta con el consenso de la mayoría de la población. Y aún así corre peligro de ser devorada por sus propios impulsores. Revolución silenciosa. Revolución que fracasa. Habrá que pensar en nuevos caminos para cambiar la vida y el mundo.
L.

Amor después