domingo, 10 de julio de 2011

Ciudad de pobres corazones I


Los resultados de las elecciones para la intendencia porteña eran/son previsibles. El tema fue tan tratado ya que cansa un poco volver sobre el asunto. Macri se impone en los sectores habitualmente derechos y humanos. También en los humildes sin conciencia y, más en general, entre la gente que imagina una ciudad parecida a un shopping. De poco sirve recordar en qué situación están las escuelas y los hospitales. Eso parece no importar. Hay que ponerle ganas, dijo Macri hoy al votar. En esa frase está resumido casi todo. Ponerle ganas, levantar la manito, muchos globos en las esquinas y en las promesas, en fin, eso mismo que dio el triunfo a Menem algunos años atrás. Gobernar una ciudad, sin embargo, no es lo mismo que gobernar una empresa. El problema es la gente. No es fácil matar a todos los inmigrantes, reprimir a los piqueteros, victimizar a las víctimas, pensar que Buenos Aires es Puerto Madero y olvidarse de Lugano. No está todo dicho aún. Nada está dicho aún. Sea cual sea el resultado final de los comicios hay que recordar que ningún cambio importante viene desde arriba. Y que la lucha continúa. Pero debe recordarse también que los sectores más desamparados necesitan Estado y no globos para sobrevivir.
L.

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