lunes, 11 de julio de 2011

Y si tuviera dos


Me dice Andrea que perder una felicidad es algo que duele justamente por eso. Porque lo que se pierde vale mucho y dejar de tenerlo genera angustia. Si no se tratara de una fuente indiscutible de placer, de alegría, de encanto, la pérdida ni siquiera sería percibida. Lo que duele no es perder posesiones materiales. Los objetos son, finalmente, objetos. Y los objetos pueden ser intercambiables. No así la felicidad que por ejemplo una persona puede darnos. Cada persona es única. Cada felicidad, también, es única. Y si tuviera dos, diría Silvio, yo sólo quiero aquella. 
L.

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