Para andar bien por la vida lo principal es fingir. Sonreír, ocultar, callar, engañar, hablar solamente de grandes tonterías. Eso cae bien en todas partes y se evitan conflictos. Una compañera de trabajo acaba de contarme que se amigó con su novio sobre la base de un acuerdo de no agresión. El acuerdo consiste en no tocar ciertos temas. ¿Qué temas?, le pregunté. La lista es tan larga que casi no le queda a la pareja casi nada de qué hablar. Pueden simular. Hablar del tiempo, del perro, de las últimas noticias. Entiendo que a veces fingir nos protege de los otros y nos permite circular sin mayores problemas. Pero fingir todo el tiempo es peligroso. La gente de por aquí, dice Sam Shepard, se ha convertido en la gente que finge ser.
L.
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