jueves, 28 de julio de 2011

Plan subterráneo


Todos tenemos un plan subterráneo. No sabemos que lo tenemos. Pero es él quien mueve los pasos y nos conduce a regiones imprevistas, sucias, inmorales. Nada podemos hacer para frenarlo. La sociedad nos empuja en dirección contraria. Trata de educarnos en los valores indudables del otro plan, del que anotamos en la agenda, del que llevamos a cabo diariamente, del que figura en los carteles de toda la ciudad. De pronto recordamos algo. O subimos a un tren cuyo destino es improbable. O anotamos un nombre en la reseca pared. Es inútil resistir, poner la radio fuerte, mirar hacia otro lado, reírnos como idiotas. Ningún proyecto es tan fuerte como el plan subterráneo. Detrás del muro se oye una música jamás escuchada. Hacia ahí debemos ir. Hacia el callejón prohibido por la ley del mundo. El camino se alimenta de la falta de caminos. Es cierto que podemos perder el equilibrio, sufrir, pasarla mal. Pero el plan subterráneo enferma para bien. Ya es hora de entregarnos.
L.

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