Así se llama una comedia temprana de Shakespeare. Trabajos de amor perdidos. Su nombre alude quizás a los tremendos esfuerzos que se hacen para sostener un vínculo amoroso y que a veces no dejan nada. El error quizás consiste en esperar algo "útil" de ese esfuerzo. Como si en vez de un sentimiento difuso y con frecuencia efímero se tratara de una máquina de hacer pájaros o automóviles. En lo que sí podríamos acordar es en la idea de que el amor es un trabajo de construcción como cualquier otro. Los resultados no importan tanto como el difícil y complejo proceso de armado. En eso el amor se parece en parte a la escritura. Es un acto de descubrimiento y no una rutina, un juego o una repetición de gestos previstos. Y si después nadie lee o pasa algo desagradable, trabajos de amor perdidos, habremos ganado en experiencia y acaso, también, en momentos felices. Si se mira bien no es poco.
L.
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