sábado, 30 de junio de 2012

Cuerpos


La tentación del fracaso

Tantas novelas abandonadas, tantos ensayos, tantas mujeres, tantos amigos, tantos poemas tirados a la basura. La tentación de seguir cortando lazos es grande y no sé dónde se origina. Dejar esto y aquello. Dejar incluso el blog y hacer planes delirantes en papeles invisibles. Suponer que la vida está siempre en otra parte. La idea de que me estoy perdiendo una fiesta maravillosa suele ser desesperante. Eso no es así. No es así de ninguna manera. La vida está aquí o no está en ninguna parte. Pero qué difícil entenderlo.
L.

jueves, 28 de junio de 2012


La historia invisible

Darle importancia a lo común, a lo de todos los días, a los vientos leves que provienen del norte. Mientras leo y pedaleo siguiendo el ritmo desganado siento la gratuidad del acto y supongo que ésta es una noche más en la que vuelvo a casa en bicicleta. La diferencia está en la lluvia o en el agua nieve o directamente en el hielo. No es fácil deslizarse en el asfalto cubierto de una sustancia tan resbalosa y rara. La camisa pegada al cuerpo o a los pelos enjuagados del cuerpo. La mochila oscurecida por el agua. La cabeza convertida en luna o en laguna. La trama personal no se compone de hechos extraordinarios sino más bien vulgares. La historia invisible, la que vale, se teje en noches y mañanas olvidadas, un gesto con la mano desde la vereda gris, un par de zapatillas húmedas en el suelo, el beso que no llega a ser. La voz nocturna. La frase escrita sin énfasis. Eso que ahora parece menos que nada será todo mañana. 
L.

Fotopiano


Preguntas difíciles

¿Por qué todo Estado deviene burocracia, traición o dictadura militar? ¿Por qué todo arte termina siendo un negocio? ¿Por qué toda religión deviene superstición o una forma elegante de esclavitud? ¿Por qué el sindicalismo acaba convertido en un conjunto de matones y pesados aparatos? ¿Por qué todo matrimonio deviene costumbre o sociedad anónima? ¿Por qué lo que nació como pasión termina convertido en una linda amistad? ¿Por qué fracasan las revoluciones?
L.

Pelea con mi analista

Pelea con mi analista. Le cuento que abandoné un proyecto de libro que gira en torno a los filósofos presocráticos porque no sé idioma griego. Me parece pretencioso acercarme a esos pensadores sin dominar su lengua original. Mi analista me sugirió que aprenda griego. Le pedí por favor que se dejara de joder. Le dije que si no tengo tiempo ni de hacer pis o ir al supermercado mucho menos es el tiempo del que dispongo para estudiar griego, arameo o chino mandarín. Redoblé la apuesta. Usted debería conocer mejor la vida de sus pacientes, contraataqué. La respuesta de mi analista fue irritante pero genial. Usted no va convencerme de que su vida es eso que usted cree que es. Lo dijo y dio por terminada la sesión.
L.

Ganas de tener ganas


El entusiasmo tiene buena prensa. Ponele ganas, repite el coro. Vamos todavía. Pero eso tan lindo no sale de la nada y mucho menos de la voluntad. Habitualmente se genera en un proceso iniciado en la falta de entusiasmo. Durante el día se arma un andamiaje de tareas que, en general, se encaran sin ganas. Pero es en ese desentusiasmo donde, por gracia de la acción pura, nace la pasión. El entusiasmo no es magia. Cuando no se tienen ganas de hacer algo, cuando uno se mueve casi por inercia, ocurre lo inesperado. Para decirlo de otro modo. El movimiento genera movimiento y, finalmente, ganas.
L.

Lo más lejano

Hay zonas de nuestro cuerpo, el culo por ejemplo, situadas en zonas demasiado remotas, es decir, objetivamente alejadas de la visión. Ni hablar de la espalda o la nuca. Algunas mujeres usan espejitos para ver o entender mejor la sombría hendidura del sexo. Pero ni siquiera así se aclaran las cosas. ¿Acaso alguien conoce a su aparato urinario, su páncreas o sus pulmones? ¿Ha tenido alguien en sus manos a su desconocido e ignorado corazón? Los pocos ejemplos brindados demuestran que, a veces, lo más cercano se vuelve para nosotros lo más lejano. Eso pasa con el cuerpo, como se ha dicho, pero también con los países, los pueblos, los sueños, el amor, las personas.
L.

Todo llega

Todo llega. Todo se nos da. Pero muy pocas veces en el momento oportuno. El milagro ocurre o cuando no lo necesitamos o cuando lo necesitamos menos o cuando carece de importancia. En ocasiones el conejo sale de la galera cuando el público se ha retirado del teatro o cuando el pase de magia interesa menos. Conclusión. Aprender a vivir sin esperar nada. Porque de nada exterior dependemos para ser felices. Y porque el mejor regalo es, siempre, inoportuno.
L.

Danza de la soledad


miércoles, 27 de junio de 2012

Hoy llueve en Bogotá


Nunca sentí al mundo rendirse a mis pies. Siempre padecí de algún tipo de inseguridad que me impidió disfrutar de los instantes: el primer beso tan dulce y delicioso, las ganas de coger en el cine o en los taxis, el reconocimiento de la piel del otro, etcétera. Pero, es extraño, lo que más me emociona es la idea de lo que pudo ser y no fue. Eso que el destino me ha quitado de las manos. Hoy… ¿hoy que hice? Andar en taxi y caminar. Los taxistas están tomando la costumbre de confesarse conmigo. Ayer uno lloró contándome cómo extrañaba a sus dos hijas porque está recién separado y ahora vive solo y solamente solo. Hoy otro señor me pasaba papelitos con poemas que escribe en cada parada de semáforo (pienso en ti… tu perfume se escurre entre mis manos y recuerdo lo que he perdido o algo así). Llovío, llovío muchísimo. Y tuve que cruzar un río que se formó en las calles empedradas del centro de Bogotá.
Andrea

No hay nada escrito

Quizás haya una única razón para escribir. Una sola. Y esa razón se origina en una verdad imbatible. Los acontecimientos, los cuerpos, los objetos... no hablan. Son mudos. Tampoco están escritos en ninguna parte. No hay día de ayer si no lo cuento. No hay primer amor si no lo escribo. No habría fútbol, tampoco, sin, por lo menos, un relator. ¿Qué sería de todo eso sin lenguaje? Un masacote indescifrable. Nada. En resumen. Si queremos entender algo de lo que pasa por adentro y afuera de nosotros debemos ponerle palabras. Es cierto que a veces las palabras cansan y son inmanejables. Pero aún así hacen falta. Kafka, que todo lo sabía, aclaró el tema de una vez y para siempre con una frase que dice en alguna parte de su obra inconclusa. La escritura es más pobre pero más clara que la vida.
L. 

¿Te diste cuenta?


Todo arte es erótico



Por estos días se cumplen 150 años del nacimiento de Klimt (1862-1918), artista vienés dado a la pintura y las mujeres como si se tratara, casi, de la misma cosa. El pintor solía acostarse con sus modelos, sus amantes se contaban por centenares y los hijos engendrados por docenas. Fue un hombre excesivo que vivió la transición de una Europa que se encaminaba lenta pero firmemente hacia el desastre de la Segunda Guerra Mundial. Las fotografías que se conservan de Klimt lo muestran cubierto con una bata negra que llegaba hasta los pies. Era su única vestimenta. En general era desaliñado, tosco, con aspecto de fauno o macho cabrío. Sus exposiciones escandalizaban a las buenas conciencias por su voluptuosidad y la abundancia de desnudos encarnados en supermujeres eróticas. El colmo fue el cuadro titulado La jurisprudencia, una serie de figuras desvestidas tildadas por los académicos como pornografía pura. Su respuesta fue pintar, a continuación, un hermoso culo de mujer. Adolf Loos, el arquitecto de la modernidad, acuñó el principio fundamental de aquellos años lejanos en su ensayo Ornamento y delito. Todo arte es erótico, decía ahí. En las entretelas asomaba el psicoanálisis de Freud y, claro, la idea de una eterna revolución social, sensual y espiritual.
L.

La puerta


Incapacidad

Dificultad para resolver pequeñas cosas. No las muy grandes sino las muy pequeñas. Algo cayó bajo la cama y no puedo verlo en la oscuridad. Tampoco recuperarlo. Se perdió la tapa de una botella y con ella se perdieron la tapa y la botella. Trámites. Pequeños trámites. Todo postergado para mañana mientras pongo mi escasa potencia en tonterías. Este blog es una de ellas. Algunas lecturas de viejos libros. Sólo me falta, como hacía el poeta Jorge Teillier al caer en estados semejantes, ponerme a leer diarios escritos en 1930. O caminar hasta la estación abandonada de un tren que ya no pasa. Voy a probar con eso. Se acerca al fin el tren más esperado.
L.

martes, 26 de junio de 2012

Es hora de partir


Ventajas de la ducha

Una ex novia brasileña, nacida en la ciudad paulista de Taubaté, me enseñó hace años a aprovechar la ducha para, de paso, lavar mis dientes con cepillo y pasta dentífrica. Me pareció buen consejo y lo puse en práctica desde entonces. Ayer lo comenté en una clase y una alumna dijo que Greenpeace recomienda también orinar bajo la ducha. De ese modo se gasta menos agua y todo se vuelve más feliz y simultáneo. Se me ocurren otras cosas como utilizar el momento para lavar la ropa interior, leer libros impermeables, pensar, soñar e incluso hacer el amor. Esto último es perfecto. Ducharse en pareja requiere usar un mismo volumen de agua para dos personas al mismo tiempo. Y, encima, cualquier suciedad que se produzca en el desarrollo del acto amoroso sería limpiada de inmediato por la lluvia que cae del techo, del pecho, del lecho y de tantos otros lugares innombrables y de no tan fácil ubicación geográfica.
L.  

Generalizaciones


Me la paso hablando aquí, allá y en todas partes contra las generalizaciones. Pero soy el primero en meter a todos los que me rodean en la misma bolsa. Ya es hora de admitirlo. Pienso, en el fondo, que toda la gente es imbécil o casi. Armo enormes grupos que me dedico a rotular en cajas perfectamente apiladas en la mesa. Me la paso hablando de la importancia de singularizar, de ver lo único en cada persona o cosa, de no clasificar. Pero soy el primero en englobar a multitudes lejanas e imaginarias. No me curo de esa enfermedad. ¿Qué puedo hacer? Quizás pensar menos y abrir los ojos de una vez. O al menos dejar de predicar aquello que no soy capaz, todavía, de poner en práctica. Si digo todo esto es porque no quiero generalizar.
L.

La cocina


¿Te diste cuenta que entre nosotros no pasa nada? Recuerdo haberle hecho esa pregunta fatal a mi primera mujer luego de siete largos años de convivencia. El interrogante se disparó en la cocina del departamento que compartíamos. A partir de ese punto no hubo retorno. Días pasados describí la desoladora escena en un taller literario. Quería ejemplificar algunos temas que se reiteran en los cuentos de un conocido autor estadounidense. Paula, una participante, dijo en broma que, por si acaso, cuando viva con alguien eludirá el sitio mencionado como escenario de diálogos y encuentro. Todas las parejas pasan alguna vez por la cocina, le dije.
L.

Doble vida


lunes, 25 de junio de 2012


El precio de ser libres

Nadie es libre total y absolutamente. Empecemos por ahí. Ni siquiera los pájaros de vuelo alto. Ellos deben moverse en determinadas zonas donde haya clima, alimentos y entornos adecuados. En caso contrario se acaba la libertad de los pájaros. Pero tampoco se trata de que cada uno arme su propia jaula por más cómoda que sea. La vida es corta y es una sola. Está en nosotros decidir cómo queremos vivir, con quién, para qué, dónde, etcétera. Sin decisiones no hay destino. Y si bien es cierto que cada opción tiene precio, a veces, para no decir siempre, conviene pagar el costo de ser libres. Pagarlo aunque se nos vaya en eso todo o casi todo lo que tenemos. Cualquier elección es y será mejor que ser esclavos. Y no hay elección que supere el camino irresistible de la libertad...así sea parcial.
L.

La isla sin mar

Isla sin mar. Así se conoce a Paraguay desde que a un novelista de ese país se le ocurrió la metáfora. Aislamiento y falta de acceso directo al océano. Primer rasgo destacable. Segundo. Una larga historia de violencia y pobreza. El país se caracteriza por la abundancia de agua, suelos fértiles y condiciones climáticas que favorecen una pródiga vegetación y agricultura. Pero no todo es belleza en la isla. Medio millón de paraguayos viven fuera del territorio nacional. Seis de cada diez niños y niñas no son anotados al nacer. El país tiene una de las tasas de mortalidad materna más alta en América Latina. El ahora derrocado Fernando Lugo era conocido como el obispo de los pobres y muchos veían en él una esperanza de cambio luego de la interminable dictadura de Alfredo Stroessner. Durante ese período más del 80 por ciento de las mujeres paraguayas fueron víctimas de abuso sexual. A los medios hegemónicos del país, también a los argentinos, sólo les  interesaba destacar que el obispo de los pobres no había sido fiel al celibato. Obviamente lo que les preocupaba era la posibilidad de un giro político de signo progresista. Lugo se proponía realizar una reforma agraria, garantizar una justicia independiente y redistribuir la riqueza en beneficio de los más humildes. Había ganado la presidencia en comicios limpios con más del 40 por ciento de los votos. La distribución de la tierra en Paraguay es la más injusta de Latinoamérica. El dos por ciento de las explotaciones de más de 500 hectáreas controlan el 85 por ciento de la superficie total. La tibia esperanza de dar vuelta la tortilla acaba de ser abortada tras el golpe de Estado parlamentario, una ocurrencia elegante aunque ilegítima, que consagró presidente a un personaje mediocre además de traidor. ¿Lo que pasó en la isla sin mar es un anticipo sombrío del futuro que espera a nuestra ya castigada región? 
L.

Claro y profundo


Preguntas

Las principales preguntas no tienen respuesta. Si la tuvieran el mundo hubiese terminado hace tiempo. El solo acto de vivir es una pregunta enorme cuya respuesta ni siquiera es la muerte. Se piensa a partir de una duda y jamás de una certeza. Se ama porque a veces necesitamos que alguien nos acompañe en la dura tarea de recordar y preguntarnos algo en la divina soledad. No buscamos respuestas sino preguntas. No entendemos el mar y en ocasiones, por eso, nos sentamos en la orilla a mirarlo fijamente. Pero el mar no dice palabras. Y en el silencio obstinado, justamente, reside su grandeza.
L.

domingo, 24 de junio de 2012

Ocuparse de la moral

Hay pocas ocupaciones que perjudiquen tanto la moral de un hombre como el hecho de ocuparse de la moral. Oigo decir: hay que ser fiel a la verdad, hay que cumplir las promesas, hay que luchar por las buenas causas. Pero los árboles no dicen: hay que ser verde, hay que dejar que los frutos caigan verticalmente al suelo, hay que dejar oír un susurro de hojas cuando el viento atraviesa el ramaje.

Sin tema

El blog se va quedando sin tema. Las noticias paralizan, enmudecen, convocan al retiro. Es domingo además. Hay sol en Buenos Aires. Podríamos escribir sobre eso. Decir por ejemplo que aunque no lo veamos el sol siempre está. Pero para eso están los felices compulsivos, los optimistas sin cura, los que eligieron hacer de la tontería un sacramento. El blog se va quedando sin tema y quizás esté ahí la novedad. Porque un discurso sin asunto es una vida a secas, un existir sin calificativos ni sentencias. Observar atentamente las calles, la gente, los recuerdos, la erizada superficie de un río. Observar y no comentar nada acerca de lo que se ve. Replegarse al fin como un ejército en derrota. Llamarse a silencio. Volver a las cuatro estaciones del tren descarrilado. Los gestos son los mismos -dice el poeta-. Los gestos son los mismos aunque la tierra se llene de cohetes que llevan a otros mundos. ¿Nostalgia? Sí. Pero del futuro. De lo que no nos ha pasado pero debiera pasarnos.
L.

sábado, 23 de junio de 2012


Ganadores del concurso

No fue fácil elegir entre cuarenta textos sólo cinco para el tercer concurso literario de Suspendelviaje. El número de trabajos de calidad fue bastante superior al establecido. Esa dificultad de tener que optar y ser, de alguna manera, injustos, hizo que demoráramos un día en el anuncio pero, bueno, todo llega. Los textos finalistas fueron escritos por Melina Ruiz Natali, Gastón Pereira (Gasper), Esteban Floriano (Chango) y LGirondo. El primer premio ha sido ganado por Natalia Marazina. Les pedimos a los cinco seleccionados que vayan mirando libros en www.editorialcapin.com.ar (web de la editorial Capital Intelectual) y que nos envíen sus direcciones con vistas a los envíos. En estos días publicaremos los textos ganadores en un blog especial. Próximamente, además, los relatos serán publicados también por el mensuario de psicología Campo Grupal tal como habíamos anunciado. Agradecemos a todos los autores su participación en esta iniciativa que, si de nosotros depende, continuará en los años y siglos venideros.
Andrea y Luis

viernes, 22 de junio de 2012

Paula quiere volver

Después del portazo Paula me dijo que quiere volver. Pidió perdón por sus impulsos, por la escena del baño, etcétera. Recordó lindos momentos que vivimos juntos. Propuso, en conclusión, que nos demos una segunda oportunidad. Pensé la respuesta durante un largo rato. Más que un rato. Fueron dos o tres días. Después me metí en diez mil  trabajos y finalmente puse las manos sobre el teclado, como ahora, y le escribí algo en mi estilo habitual. La soga rota puede anudarse, le dije. Resistirá. Pero de todos modos está rota. Quizás podamos intercambiar palabras, le dije también. Pero dado que me abandonaste, Paula, en fin, no volveremos a encontrarnos.
L.

jueves, 21 de junio de 2012

Dos tristezas


Instrucciones

Conservar la calma cuando todos o casi todos la pierden. Confiar en uno mismo cuando los demás dudan. Aceptar la duda y considerarla. Esperar y no cansarse de la espera. Saber que se miente pero no participar de la mentira. Poder pensar. Poder soñar. No oscilar entre los términos de triunfo o desastre. Tampoco dividir el mundo entre buenos y malos. Admitir que las cosas a las que muchos consagraron su vida están rotas. No desesperar por eso. Agacharse sin apuro. Reconstruir lo roto con herramientas gastadas pero eficaces. Soportar las pérdidas por dolorosas que resulten. Volver a empezar tantas veces como sea necesario. No perder el equilibrio.
L.

Serial lovers

No sólo hay asesinos seriales. También existen los serial lovers, esos hombres y mujeres que saben cómo despertar el amor en los otros. Saben qué botones apretar y lo hacen de una manera casi maniática. En realidad no aman a nadie. Se limitan a jugar al gato y al ratón con sus presas. Su objetivo es la conquista y no el vínculo. Una vez ganada la pulseada pasan directo a la víctima siguiente. En ese punto los asesinos y los amantes seriales se parecen demasiado.
L.

Un recuerdo inesperado

Yo era estudiante secundario y estaba de campamento en Mendoza cuando fui invitado a participar en trabajos voluntarios en el Chile de Salvador Allende. Acepté y a los dos días estaba colaborando en la construcción de un parque infantil situado en un barrio humilde de Santiago de Chile. En el país vecino se vivía entonces un clima de amor casi generalizado. Había esperanzas. No sólo había cambiado un presidente. Se estaba construyendo un nuevo país donde el bien común y la justicia dominaban por encima de todo. Por primera vez en la historia de Chile un gobierno popular era elegido en elecciones democráticas y parecía destinado a dignificar la vida. Todo eso terminó trágicamente, como se sabe, en setiembre de 1973. Pero la lucha del pueblo no acabó. Y ahí la tenemos ahora a la divina Camila Vallejo encabezando la rebelión estudiantil por la gratuidad de la enseñanza en un país gobernado por un pinochetista elegante y cínico. No sé por qué recuerdo esto ahora. No soy chileno, no sé bailar cueca, es cierto que mi poeta preferido nació en el sur de ese país y se llama Jorge Teillier. Pensándolo bien, y evitando las comparaciones odiosas de la historia y de la histeria, creo saber por qué asomó en mí este recuerdo inesperado. El golpe criminal contra Salvador Allende y su Unidad Popular comenzó, casuales casualidades, con un paro nacional de camioneros.
L.

miércoles, 20 de junio de 2012


¿Qué más querés de mí?

Cangrejos


El filósofo estadounidense William James dijo que un cangrejo se sentiría ultrajado si supiese que lo llamamos crustáceo o incluso cangrejo. Yo no soy tal cosa, diría. Yo soy yo y nada más que yo. No soy lo que ustedes piensan. Ni siquiera tengo nombre. De esa manera tan simple nos enseñaría el valor de la singularidad sobre la generalidad. Y una cosa más. Que clasificar no es entender.
L.

Peces

Nuestros ancestros fueron peces. Anaximandro llegó a decir que una especie de tiburón criaba a sus hijos con ternura hasta enseñarles a valerse por sí mismos. Platón ridiculizó al presocrático. Pero la idea finalmente se impuso. El pez se desarrolló gradualmente hasta convertirse en un hombre que creció dentro del pez. La pesca deportiva debería, por todo lo dicho, prohibirse para siempre.
L.

Caballos


Elefantes

El modelo cristiano de la sexualidad se basa en el modelo de los elefantes. Lo ha dicho Foucault, basándose en un comentario de San Francisco de Sales, durante una conferencia brindada en Londres en 1981. Es así. Un elefante no cambia nunca de hembra y ama tiernamente a la que eligió. Con esta última se aparea sólo una vez cada tres años y durante apenas cinco días. Lo hace de un modo tan secreto que nunca es visto en ese acto. Al sexto día, antes de reincorporarse a la manada, el enorme animal va directo al río y lava todo su cuerpo, trompa incluida, para regresar purificado.  
L.

Bandera

Día feriado en la Argentina. Puente o festivo en Colombia. No sé cómo se dirá en otros países. Día de la bandera en este país. ¿Qué es una bandera? Básicamente un trapo teñido por colores determinados. En su nombre se cometen crímenes inenarrables y actos heroicos. He visto flamear la bandera en lugares sembrados de cadáveres. La he visto homenajeada por asesinos de renombre. La he visto en la escuela mientras yo miraba fijo el culo de una compañera. Canté a la bandera, como todos, pensando en otras cosas. No debo ser patriota. Con mucho gusto saludaría a la bandera de Japón que tiene un círculo rojo en el medio. O a la de Nicaragua que se parece a la nuestra. Usaría mi bandera de sábana, toalla o acolchado. Lo mismo da. No está en la bandera el origen de la justicia social, de la protección de la naturaleza o el bien común. Eso pasa por otra lado. Ese otro lado es lo que realmente importa. Admitamos igual que lo otro, el hecho de que hoy sea feriado y no se trabaje, tampoco es un dato menor.
L.

martes, 19 de junio de 2012


Los ahogados

Los que se sienten seguros en la playa no se preocupan por los que se ahogan. Es comprensible. En la playa se la pasa bien, hay solcito, lindas chicas, hombres bien dotados y tallados en gimnasios, buena gente feliz. Los que se ahogan, en cambio, no pueden solos contra la marea y las corrientes. Los tiburones acechan. No hay lindas chicas entre las olas sino divinas tumbas de sal. Los que se sienten seguros en la playa nunca oyeron hablar de maremotos. No saben que a veces una ola dice hola y barre con todo y con todos. Se ríen, los que están en la playa, de los que se ahogan. Pero eso se debe, básicamente, a los efectos naturales de la desinformación. Los que se sienten seguros en la playa no saben nada. Los ahogados, en cambio, están en contacto directo con la verdad más cruda, vital y verdadera.
L.

La puta calle

Hace un frío doble en la calle Moreno, barrio de Once, Buenos Aires, Argentina. Hace un frío doble como las tetas falsas de las putas o, como las llaman las personas políticamente correctas, trabajadoras sexuales. Suelo ir en bici por Moreno porque es una calle tranquila y con pocos vehículos. Hay muchos hoteles de esos donde la gente va a coger por un turno de dos horas. El nombre oficial es albergues transitorios. No sé si la palabra alude a la condición de hospedaje que alberga o directamente a la verga. Nada de lo que se ha escrito tiene que ver con lo que quería decir. Y lo que quería decir es qué pena dan esas mujeres con este frío, en esa zona roja o más bien negra, paradas en la calle doble, decía, esperando clientes para llevarlos a esos hoteles que parecen circos. Tienen lamparitas y hasta antorchas falsas y ardientes como las tetas, como el amor por horas y todo lo demás. En la puta calle hace demasiado frío en estos días. Algunas mujeres en exhibición son casi abuelas. Otras, las morenas, se conocen como dominicanas. Hay travestis excesivos también. Y toda una tribu de putas por vocación o desesperación a la espera de esos señores con autos de vidrios polarizados, esos caballeros que se entretienen de la forma más patética mientras sus queridas esposas los esperan con comida caliente y pantuflas, un poco tarde esta vez porque, querida, hubo mucho trabajo en la oficina.
L.

Sala de embarque


Desde el baño me lo dijo

Me dijo de pronto que lo nuestro acabó. Desde el baño me lo dijo. Estaba sentada en el inodoro con un cuaderno y un lápiz. Ella es joven pero tiene costumbres de vieja. Por ejemplo. Eso de mear, escribir y hablar al mismo tiempo. Yo podía verla porque no cerró la puerta. Ese tipo de intimidad no es raro en las parejas. Sos egoísta, me dijo. Pensás nada más que en vos y en tu blog. Querés hacerte famoso entre tus alumnas. Pendejas de mierda. Yo la oía desde la cama cubierto apenas por el acolchado que me trajo de Cali. Intenté leer o hacer como leía. Intenté hacer como si no escuchara. Ella siguió acusando desde el inodoro. Las piernas entreabiertas, las medias de colegiala bajadas hasta los pies, todo tan raro e imprevisto en la mañana de un martes. Ella me dijo de pronto que lo nuestro, porque lo llamó así, lo nuestro, había terminado. A continuación cerró la puerta del baño y se puso a llorar bajito. Como si recordara.
L.

Incertidumbre


Una vez, hace muchos años, entrevisté a un psiquiatra que me habló de un síntoma específico llamado incertidumbre angustiosa. No voy a extenderme en la cuestión. La incertidumbre angustiosa es lo que mueve a un soldado a salir de la trinchera desoyendo las indicaciones en contrario. El soldado puede morir y de hecho lo sabe. Pero no soporta no saber y sale. Sale como quien se prende fuego o está a punto del desastre. Las balas acaban con él y, por supuesto, con la incertidumbre. Lo expuesto da para pensar. A veces por no saber lo que va a pasar actuamos como ese soldado. En vez de conservar la calma y soportar la espera, que también es enigma, optamos por echar todo por la borda. No es fácil mantener la calma. No es fácil hacer lo correcto en el momento indicado. Pero así es la cosa. La incertidumbre genera angustia. La angustia nos mueve en la peor dirección. No hacen falta demasiadas explicaciones en este caso. Todo hombre agobiado hace siempre cosas fuera de lugar.
L.

domingo, 17 de junio de 2012


Papá

Mi padre era sordo. No totalmente. Pero para hablarle había que gritar un poco. Al igual que todos los padres no sabía ser padre. Era comunista y estuvo un año preso en la vieja cárcel de Devoto. Mi padre era romántico. Le regalaba rosas a mi madre por cualquier motivo. Mi padre tuvo que hacerse cargo de una mueblería que fue su tumba. La madera no sólo sirve para hacer muebles. Mi padre intentó explicarme un día, una noche en realidad, las cosas del sexo. Fue tan directo que logró asustarme. Yo era un adolescente callado y solitario entonces. Al igual que ahora no entendía nada del mundo. No pensé, en ese momento, que el coito podía ser algo carnal pero dulce. Agrio pero amoroso y dulce y carnal. Mi padre se enojaba a veces. Daba portazos. Los portazos componían un lenguaje privilegiado en la casa de infancia. Mi padre tuvo la suerte de morir antes de que soplara el viento de la desgracia. Debí reconocer su cadáver en el Hospital Italiano. Nunca había visto un muerto en mi vida. Su piel tenía un color amarillento. Estaba mudo. Unas horas antes, en terapia intensiva, me aconsejó que no siguiera su camino. Que no me dedicara al comercio. Que viajara. Le hice caso. Guardo una foto de él que no la cambio por nada. Mi padre está junto a una fuente, creo que en Italia, envuelto por cientos de miles de palomas. Una comiendo maíz de sus manos. En la foto mi padre sonríe y parece feliz. Deben haber sido, ahora que lo pienso, menos palomas. Quizás veinte. A lo sumo treinta. Esa foto me gusta especialmente. Mi padre no fue lo que quiso ser. Nadie lo es. Soy mi padre ahora. Soy más grande que él incluso. Y me rodean millones de palomas invisibles en una plaza sin nombre. Mi padre ya no es sordo. Para hablarle hoy, un día como hoy, hay que hacerlo en voz muy baja.
L.

La enamorada

La enamorada del viento, la enamorada del mar, la enamorada del desierto, está, en realidad, enamorada de sí misma. Eso no es bueno para ella. No lo es de ninguna manera. Tal vez debería amar un poco menos, o, quizás, enamorarse de verdad y sin demasiadas ilusiones. Hacer pie es el último recurso. Y es, además, el mejor de todos.
L.

sábado, 16 de junio de 2012


Alejandra

Releo el diario íntimo de la poeta argentina Alejandra Pizarnik. Leer diarios íntimos da pudor. Uno siente que se mete por debajo de la ropa interior de gente que ya no está para defenderse o cubrir sus partes. Pero bueno. Releo a Alejandra y me encuentro con anotaciones sueltas. Una. Muchacha desnuda a caballo por el mar. Otra. Demasiadas cosas que no quiero hacer. Otra más en forma de pregunta. ¿Qué importa ser vencida? Esta última me gustó especialmente. Y la de la muchacha desnuda a caballo por el mar. 
L.

Ernest


Cuarenta y cinco años después de la muerte de Ernesto Guevara acaba de ser presentado en La Habana Apuntes filosóficos, un libro desconocido hasta hoy donde el Che anota una serie de reflexiones curiosas, listas de libros, pensamientos, etcétera. En una parte critica severamente el dogmatismo estalinista que regía en la ex Unión Soviética. Y advierte que si las cosas seguían así el final de esa experiencia mal llamada socialista terminaría "desastrosamente". Sin abandonar su condición de marxista militante y la estimulante idea del hombre nuevo, Guevara  rechaza también la burocracia cubana que, dice, "pretende congelar la revolución". Ya en los años de su fracasada y mortal experiencia boliviana el Che escribe una frase notable. Ya hemos hecho mucho -dice-. Pero algún día tendremos también que pensar. En su agenda anota, de paso, los autores que más lo impresionaron. La lista incluye a Jack London, a Shakespeare, menciona concretamente Hamlet y Julio César, a Goytisolo, una biografía de Miguel Angel escrita por Papini, a La Ilíada y La Odisea de Homero. Guevara no concebía la revolución sin la cultura. Gran lector de poesía, se despidió de su mujer dejándole grabada una lectura conmovedora de Los heraldos negros, del peruano César Vallejo. Hay cosas en la vida tan fuertes...Yo no sé. Guevara, como los poetas de verdad, y no los que buscan premios y elogios, aprendió a escribir vida y poesía con su propia sangre.
L.

Alicia

Amar feminiza

Dice o decía Lacan que sólo se ama verdaderamente a partir una posición femenina. Cuando un hombre se enamora la escena termina siendo cómica...por no decir patética. A tal punto es así que en estado de enamoramiento algunos machos dudan en parte de su virilidad. En tal caso convendría que los varones dejáramos de actuar como niñas que juegan a las muñecas y nos dediquemos únicamente a las funciones que dignifican nuestro sexo, es decir, jugar y ver fútbol, ingresar a las fuerzas armadas, torturar, matar, embarrarnos en partidos de rugby, lavar autos, hacer asados, violar a mujeres en los parques y afiliarnos, por qué no, a alguna agrupación nacionalista filonazi. Amar feminiza. Dejar de amar masculiniza. Pero duele.
L.

viernes, 15 de junio de 2012

Acabo de llegar


Escritores fusilados


Los felices son cada vez más incultos. Tan desesperados están por divertirse a cualquier costo que no soportan ningún pensamiento o frase que se oponga a tan bello propósito. Cuando en mis talleres literarios doy a leer textos de gente como Juan Carlos Onetti, Franz Kafka o Felisberto Hernández, nombres tomados al azar, los participantes se enojan conmigo y con los autores. No se les entiende nada, me dicen. Esos tipos son un bajón, me dicen. No leo para aburrirme o amargarme los días, me dicen. Yo no sé qué responder. Onetti, imbatible estilista, es considerado poco menos que un enemigo. ¿Por qué? Porque se anima a desnudar sin pudores la cara de la desgracia. Porque habla de olores prohibidos, o de mujeres  y hombres que se corrompen, de soñadores que dejan de soñar y pactan con la desidia o la muerte. Ni siquiera perciben, los felices, que en casi todos los cuentos del uruguayo los protagonistas parecen pedir piedad, absolución, un amor así sea pobre, chiquito y sin futuro. Seguiré insistiendo sin embargo. No dejaré que fusilen tan impunemente a divinos autores que pueden, sí, salvarnos la vida.
L.

El cuerpo

Miro la foto de abajo y pienso. El cuerpo insiste en manifestarse. No se conforma. El cuerpo asoma en picos, nalgas, pezones, penes, brazos, dedos. Todo tipo de ramas que no se resignan. El cuerpo es la verdad. Y también los huecos, desde el ombligo a todos los demás, hablan a su modo. Pozos, montañas, grietas y oscuridades. La forma que el cuerpo adopta para decir aquí estoy, soy, la vida es ahora.
L.

El pez

Fue expulsado el pez de la pecera. La decisión fue tomada por el Gran Pez en una reunión especial de directorio. Salir de la pecera no es malo en sí mismo. Están los ríos, los mares, el viento, la libertad por más acotada que sea. Pero, claro, el pez estaba acostumbrado a las paredes de vidrio, al inevitable coqueteo con las hembras, a las burbujas tiernas y al calefactor que, salvo corte de luz o alguna crisis de energía, no falla nunca. El pez nada ahora en un lugar que no conoce. No hay estrellas de mar pero sobran las algas, el oleaje, las corrientes de agua y aire. Fue expulsado el pez de la pecera. El Gran Pez lo ha resuelto en asamblea de solemnes tiburones. La víctima no se siente como tal. Al contrario. Se siente o cree más libre que nunca. Pero no puede negar el desconcierto. El pez no olvida las ideas que incendiaron su adolescencia. Y repite, para quien lo quiera oír, el viejo mantra de siempre. Libres o muertos. Jamás esclavos.
L.

jueves, 14 de junio de 2012

Tocar el mar

Tocar el mar, hundir un dedo en el agua, enjuagarse la boca con un golpe de espuma. Poesía berreta. Sería en parte como tocar el desierto, hundir un dedo en la arena, bañarse junto a las palmeras de un oasis. Espejismo. Sigue siendo poesía de cuarta o quinta categoria. Tocar el cielo, hundir un dedo en las nubes, lavarse el alma del día, el sucio y hediondo día de hoy, con la lluvia. Este final es absurdo. ¿Acaso va a llover? No sólo eso. Ya está lloviendo.
L.

Menos es más

Demasiado amor agobia, una clase muy larga aburre, un libro lleno de palabras y delgado en sustancia no interesa, una sesión de terapia que supere los cincuenta minutos resulta ineficaz. En resumen. Menos es más. A veces un barco basta. O un bote. O un botecito. Con muy poco podemos ser felices. O casi. Algunos creen que no y se llenan de ideas, de casos y cosas. Si tienen plata se la pasan comprando artefactos por Internet o en el shopping que, a la larga, se muestran inútiles y aún nocivos. Y si este posteo se dilata, como ya está ocurriendo, pasará lo mismo. Doble conclusión final entonces. Más es menos y menos es más.
L.

Escribo porque no entiendo

Escribir la vida es reescribirla. Reescribir la vida es también leer y releer lo ocurrido de distintos modos. ¿Hasta dar con la fuente original? No existe semejante cosa. Muchas veces el original es la copia, la invención, la palabra que está encriptada en el cuerpo y es quitada, como una espina, a modo de liberación y renacimiento. No debería confundirse lo dicho con el show de la intimidad desatado por las redes sociales y el mundo digital en general. Hablo, como, copulo, me divierto, etcétera. Eso no le importa a nadie. Pero algo hay en las palabras que se relaciona con el cuerpo...si es que hay cuerpo. Hasta el inconsciente, hasta los sueños, hasta los gestos que hacemos con las manos, están impregnados de palabras no siempre explícitas. El resultado depende en parte del orden que le demos al lenguaje. Toda sintaxis encierra una visión del mundo. Si no se entiende, por favor, me avisan. Tampoco yo entiendo ésto. Por eso escribo. Porque no entiendo. Lo digo una vez más. Escribo porque no entiendo.
L. 

Bidet I


Bidet II

El bidet, agua de la fuente y la vertiente, llueve al revés, es decir, de abajo hacia arriba, o, para ser más precisos, de afuera hacia adentro y muy adentro. Lo más íntimo y ominoso de nosotros es de pronto invadido por un río de llanto que puede ser violento o suave como una caricia inesperada o como el repentino grito de una manguera en el jardín abandonado. Las flores se asustan pero a la vez se limpian a sí mismas en profundidad. Bruta flor de alta montaña. Gruta y flor. El bidet, agua que no desemboca, llega hasta la última frontera y avanza hasta iluminar de humedad lo más oscuro. Nadie sabe ni sabrá. Y en esa ignorancia nace o se entiende el asombro de vivir en un mundo que desconocemos más aún que las galaxias más lejanas. Ese mundo está demasiado cerca y es la clave del ser. Nada conocemos de él. El agua del bidet lo sabe pero prefiere callar.
L.

Horizontal


miércoles, 13 de junio de 2012

Paula de vacaciones



De pronto Paula me anuncia que se tomará dos semanas de vacaciones en su país. Ella es portuguesa y su familia vive nada menos que en Lisboa. Más precisamente en Alfama, un barrio lleno de barcitos donde tocan fados para los turistas. Un barrio peligroso también. Pero ese no es el tema. Paula es mi novia o algo parecido. Abandonarme así, de pronto y sin aviso me resultó molesto. Si amas a alguien déjalo libre, me dijo Paula que dijo Sting. Yo no estaba para bromas. Además Sting no me gusta. Se hace el supermacho, que se las coge a todas, que puede tener cien eyaculaciones por noche y esas cosas. Pero ese no es el tema. Paula se enojó por mi enojo. Me dijo que si yo reaccionaba así cada vez que ella decidía hacer algo libremente infundiría en ella el miedo a hablarme de eso. Por si no se entendió. Quiso decirme que yo sería en tal caso el culpable de su silencio. Mi respuesta fue por otro lado. Le dije que ella era libre de irse adonde quisiera. Incluso para siempre. Pero que tendría que estar dispuesta a soportar mi enojo. Que ese era el precio. Y que si ella elegía callar por miedo era un problema que no me incumbe. Típico asunto para ser hablado en terapia. Paula ya tiene su pasaje para Lisboa. Para vengarme pensé en irme yo también pero a Tierra del Fuego. Cuando me enteré de la temperatura del lugar en el mes de julio, en fin, mejor me quedo acá mirando videos de Alfama o leyendo algún libro de Onetti o de Jorge Teillier, mi poeta.
L.

En la orilla del mundo

Blog en discusión


María -buena lectora, mujer extraordinaria y amiga del alma- me dijo esta mañana que salvo treinta o cuarenta textos entre los que defiende especialmente uno llamado Charcos ubicado un poco más abajo, el resto de este blog es, como mínimo, olvidable. No usó la palabra basura pero estuvo a punto. La estrategia de mi amiga es llevar todo al extremo más extremo. La mía también. Aún así traté de defenderme con las pocas armas que tengo. Le dije que aquí hay cuatro mil posteos diferentes. Cuatro mil doscientos para ser exactos. Y que entre tantos debe haber más que treinta o cuarenta rescatables. María dice, seguramente miente, que los leyó a todos. De acuerdo. Voy a suponer que la cosa es así. Pero, le dije después de pensarlo un poco, no deberíamos ser tan despreciativos con la basura. Si se la recicla bien y se la utiliza como abono desempeña un papel fundamental en el crecimiento de flores, plantas y  hasta buenos posteos. Entre basura, flores y palabras... algo se salva.
L.

martes, 12 de junio de 2012

Sentir la vida



Para sentir la vida no hacen falta milagros y maravillas. Basta oprimir el botón del pasillo y ver que a continuación se encienden las luces del edificio. O caminar por una playa y comprobar que los pies dejan estampada una marca en la arena casualmente parecida a un pie descalzo. O menos que eso. Subir levemente la mano, en la misma playa del pie, y sentir el viento pasando como viento entre los dedos abiertos. Algo más. Un abrazo inesperado en un día de esos en que uno piensa en matarse. O el doble hueco que dibujan dos cuerpos en un colchón un poco viejo que habría que cambiar lo antes posible. Para sentir la vida alcanza con alzar la cabeza, con la boca abierta, un día de lluvia fina, y sentir las gotas en la lengua como si se tratara de un acto sagrado, o, por qué no, una despedida del mundo.
L.

El día en que fui más feliz

Goteo

Este blog está perdiendo lectores de manera creciente. No miente el contador. Es así. Suspendelviaje se está convirtiendo en un espacio elitista, bajoneante, denso, pretencioso, etcétera. Intentamos mejorar la cosa con un poco de música, fotos de cuerpos desnudos y alegría impostada pero el goteo hacia abajo sigue y sigue. En un futuro próximo quedarán dos o tres lectores. Tal vez uno. Tal vez ninguno. Pero seguiremos escribiendo, como siempre y como todos, esperando enormes cambios en el último minuto. Haremos un blog sin para qué ni para quién. Y mostraremos orgullosos el resultado. Nos pasará como al protagonista de aquel cuento de Brecht donde un pescador fracasado exhibe unas pobres piedras que le pudo sacar al mar como si se tratara de los mejores salmones de Alaska.
L.

Próximo prójimo

No podemos querer a todos por igual. Los que aman "en general" mienten o tratan de quedar bien. Queremos a unos pocos y sabemos perfectamente quiénes son y dónde están. El afecto debe ser, ante todo, recíproco. Las ideas de altruismo, piedad, misericordia, amabilidad o ternura suenan lindo pero raramente se cumplen o practican. Amarás a tu próximo como a tí mismo. Eso dice un mandamiento bíblico. Quizás debiera ser reformulado de un modo más realista. Amarás a tu próximo tanto como él te ame a tí.
L.

Dance

Amor y libertad

El amor está bueno cuando libera, estimula, impulsa, como las olas, hacia adelante o hacia el costado con agua y espuma. No está tan bueno, en cambio, cuando aplasta y desanima. O cuando se encierra en sí mismo. No está bueno cuando lo único que tiene para ofrecer es una especie de sociedad anónima que algunos llaman matrimonio. Y no resulta nada fácil desarmar ese andamiaje. Simone de Beauvoir decía que las cadenas más difíciles de romper son las elegidas.
L.

lunes, 11 de junio de 2012

La belleza



El mundo le declaró la guerra a la belleza y no sé por qué. El mar está prácticamente envenenado. Los bosques talados. Las especies animales desaparecen a un ritmo inimaginable. Hermosas olas. Divinos árboles. Bellas gacelas y peces. El mundo prefiere computadoras y cables. El mundo prefiere la foto de una ola a las olas de verdad. Ni hojas ni ramas ni besos ni viento. Y no sé por qué.
L.

Los martes de Obama

Cada martes el presidente Obama decide personalmente a quién matar esa semana. Parece exagerado pero así es. El dato acaba de ser confirmado por fuentes de primer orden. En el Departamento Oval los días de semejantes decisiones son conocidos como martes del terror. Obama y sus asesores se reúnen para evaluar biografías de supuestos terroristas y selecccionar los nuevos objetivos. El paso siguiente de Obama es dar luz verde a la nueva lista de condenados a muerte (kill list) y la operación se concreta. Su arma predilecta son los drones, aviones sin piloto controlados a distancia por funcionarios que trabajan en horarios de oficina y matan a gente que vive a miles y miles de kilómetros de distancia. Silenciosos y baratos los drones tienen una enorme autonomía de vuelo y no arriesgan vidas. Desde que Obama está en la Casa Blanca los ataques se mulitplicaron por cuatro. El principal objetivo del Premio Nobel de la Paz es no dejar huellas y exterminar a hombres y mujeres malos antes de que ataquen, si es que atacan, sin tratar de capturarlos y menos de juzgarlos. La fundación New America sostiene que entre 1.800 y 2.800 personas murieron en Pakistán a causa de los drones desde 2004 hasta hoy. Casi un veinte por ciento de ellos eran civiles. Recordemos. Obama había prometido cerrar la base de torturas de Guantánamo y se opuso a la guerra de Irak. Hoy el presidente progresista no duda en matar a quien considere su enemigo por encima de fronteras geográficas, morales o legales. En ese mundo vivimos. Mañana es martes. Hoy. La lista del terror está lista.
L.

400 golpes


Estamos cerca de alcanzar los cuatrocientos seguidores de este blog. Sabemos que eso significa poco para no decir nada. Sin embargo tenemos la esperanza de llegar a esa cifra redonda. Hay una película de François Truffaut llamada justamente así. 400 golpes. Es muy buena. La mejor. Cada nuevo seguidor de Suspende es un golpe a la mediocridad. Es un acto de resistencia quién sabe contra qué. Un acto inútil. Pero no estamos tan seguros. Nunca se sabe adónde van a parar los pequeños actos. Por algo los esperamos tanto.
L. 

Charcos


Para llegar a la casa había que eludir esos charcos odiosos que no eran charcos sino pantanos o pedazos de espejo donde se veía un cielo húmedo y quebrado. Nos preguntábamos si convenía volver a los restos de lo que alguna vez fue algo. Con la duda a cuestas retomamos la vieja cañada salpicada de pozos de arena y ocasionales huellas de animales. Avanzábamos tensos, callados, a ritmo parejo. Poco antes del anochecer llegamos a destino. No hizo falta llave porque la puerta se abrió sola, y ahí, en la sala grande, vimos el piano sin tapa, los sillones que compramos para la fiesta de los primos, dos o tres libros de anatomía, ilegibles ahora, y el bozal de la perra carcomido por los bichos. Las habitaciones parecían invadidas por un olor a peso y herrumbre, una pesadumbre apenas aliviada por el mar asomando entre los médanos. Nos echamos a dormir y despertamos envueltos en sábanas limpias y bien sujetas al colchón. No éramos fantasmas sino niños que bostezan en un cuarto ante el grito de una madre. Fuimos descalzos hasta la cocina y después del café bajamos al sótano para buscar hilo, plomadas y anzuelos afilados. Todo estaba en su lugar. El día prometía sol hasta la noche, un poco de viento apenas, y, si la suerte ayudaba, podíamos lanzar desde la costa. Era lo que más nos gustaba. No queríamos perder tiempo en mujeres, cabalgatas o paseos, menos ahora que los dos permanecíamos alertas por si las cañas se curvaban en la punta. Cuando oscureció volvimos a la casa donde el abuelo ensayaba melodías en el piano. No había sobremesas ni sorpresas en el patio. Mamá desdibujada por el humo de la olla, la tía peinándose en el baño, la perra dormida en el fondo del jardín. Pasados varios días con sus noches supimos, una vez más, que en la casa no había nadie. Nadie en la sala ni en los cuartos ni en el patio. Sólo agua estancada y sucia en los charcos del camino.
L.

domingo, 10 de junio de 2012

Mi vida

Todo bien



En Brasil dicen todo bien todo el tiempo. Tudo bem. Es una manera de pintar el mundo color de rosa y me parece perfecto. Lo hace la gente con frecuencia. Intenta dar una idea de felicidad completa. Ni una sombra. Ni una sombrita. A esa estrategia tan utilizada le veo, sin embargo, un problema. No es verosímil. Es difícil de admitir para una persona mínimamente razonable que una existencia carezca por completo de contradicciones. Nunca está tudo bem. Hasta en el paraíso hay mosquitos y abejorros. Hay algo que se goza pero también algo que duele. Es verdad que no tenemos por qué compartir lo que molesta con la humanidad entera. Entonces decimos todo bien o tudo bem como los brasileños. Lo peor que podría pasar es que nos creamos eso también nosotros. Fingir es posible hasta cierto punto. Seamos honestos. Sólo en la muerte está todo bien. Pero la vida, si es vida, no puede existir al margen de carencias, dudas, sentimientos oscuros y conflictos. Y menos un domingo. ¿Por qué tanto miedo a aceptar que las cosas son así y que pese a ello es posible reír, cantar, bailar y disfrutar buenísimos momentos?
L.

sábado, 9 de junio de 2012


No buscar

No se busca pareja. No se busca nada en realidad. Las cosas aparecen o no existen. Lo dijo Picasso una vez con una frase feliz. Yo no busco/ encuentro. Las lupas agrandan las imágenes, las escopetas matan la liebre, los largavistas nos alejan del objeto. Si hay alguien estará donde no debe estar. Estará con seguridad en el lugar más impensado. Justo ahí donde no esperábamos encontrar nada ni nadie. Justo ahí donde preferimos no ir para no perder el tiempo. Pero las cosas aparecen de pronto, justamente cuando estamos dispuestos no sólo a perder el tiempo sino a perderlo todo.
L.