Tocar el mar, hundir un dedo en el agua, enjuagarse la boca con un golpe de espuma. Poesía berreta. Sería en parte como tocar el desierto, hundir un dedo en la arena, bañarse junto a las palmeras de un oasis. Espejismo. Sigue siendo poesía de cuarta o quinta categoria. Tocar el cielo, hundir un dedo en las nubes, lavarse el alma del día, el sucio y hediondo día de hoy, con la lluvia. Este final es absurdo. ¿Acaso va a llover? No sólo eso. Ya está lloviendo.
L.
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