María -buena lectora, mujer extraordinaria y amiga del alma- me dijo esta mañana que salvo treinta o cuarenta textos entre los que defiende especialmente uno llamado Charcos ubicado un poco más abajo, el resto de este blog es, como mínimo, olvidable. No usó la palabra basura pero estuvo a punto. La estrategia de mi amiga es llevar todo al extremo más extremo. La mía también. Aún así traté de defenderme con las pocas armas que tengo. Le dije que aquí hay cuatro mil posteos diferentes. Cuatro mil doscientos para ser exactos. Y que entre tantos debe haber más que treinta o cuarenta rescatables. María dice, seguramente miente, que los leyó a todos. De acuerdo. Voy a suponer que la cosa es así. Pero, le dije después de pensarlo un poco, no deberíamos ser tan despreciativos con la basura. Si se la recicla bien y se la utiliza como abono desempeña un papel fundamental en el crecimiento de flores, plantas y hasta buenos posteos. Entre basura, flores y palabras... algo se salva.
L.
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