jueves, 28 de junio de 2012

Lo más lejano

Hay zonas de nuestro cuerpo, el culo por ejemplo, situadas en zonas demasiado remotas, es decir, objetivamente alejadas de la visión. Ni hablar de la espalda o la nuca. Algunas mujeres usan espejitos para ver o entender mejor la sombría hendidura del sexo. Pero ni siquiera así se aclaran las cosas. ¿Acaso alguien conoce a su aparato urinario, su páncreas o sus pulmones? ¿Ha tenido alguien en sus manos a su desconocido e ignorado corazón? Los pocos ejemplos brindados demuestran que, a veces, lo más cercano se vuelve para nosotros lo más lejano. Eso pasa con el cuerpo, como se ha dicho, pero también con los países, los pueblos, los sueños, el amor, las personas.
L.

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