No sólo hay asesinos seriales. También existen los serial lovers, esos hombres y mujeres que saben cómo despertar el amor en los otros. Saben qué botones apretar y lo hacen de una manera casi maniática. En realidad no aman a nadie. Se limitan a jugar al gato y al ratón con sus presas. Su objetivo es la conquista y no el vínculo. Una vez ganada la pulseada pasan directo a la víctima siguiente. En ese punto los asesinos y los amantes seriales se parecen demasiado.
L.
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