Ocuparse de la moral
Hay pocas ocupaciones que perjudiquen tanto la moral de un hombre como el hecho de ocuparse de la moral. Oigo decir: hay que ser fiel a la verdad, hay que cumplir las promesas, hay que luchar por las buenas causas. Pero los árboles no dicen: hay que ser verde, hay que dejar que los frutos caigan verticalmente al suelo, hay que dejar oír un susurro de hojas cuando el viento atraviesa el ramaje.
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