jueves, 14 de junio de 2012

Bidet II

El bidet, agua de la fuente y la vertiente, llueve al revés, es decir, de abajo hacia arriba, o, para ser más precisos, de afuera hacia adentro y muy adentro. Lo más íntimo y ominoso de nosotros es de pronto invadido por un río de llanto que puede ser violento o suave como una caricia inesperada o como el repentino grito de una manguera en el jardín abandonado. Las flores se asustan pero a la vez se limpian a sí mismas en profundidad. Bruta flor de alta montaña. Gruta y flor. El bidet, agua que no desemboca, llega hasta la última frontera y avanza hasta iluminar de humedad lo más oscuro. Nadie sabe ni sabrá. Y en esa ignorancia nace o se entiende el asombro de vivir en un mundo que desconocemos más aún que las galaxias más lejanas. Ese mundo está demasiado cerca y es la clave del ser. Nada conocemos de él. El agua del bidet lo sabe pero prefiere callar.
L.

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