martes, 19 de junio de 2012

La puta calle

Hace un frío doble en la calle Moreno, barrio de Once, Buenos Aires, Argentina. Hace un frío doble como las tetas falsas de las putas o, como las llaman las personas políticamente correctas, trabajadoras sexuales. Suelo ir en bici por Moreno porque es una calle tranquila y con pocos vehículos. Hay muchos hoteles de esos donde la gente va a coger por un turno de dos horas. El nombre oficial es albergues transitorios. No sé si la palabra alude a la condición de hospedaje que alberga o directamente a la verga. Nada de lo que se ha escrito tiene que ver con lo que quería decir. Y lo que quería decir es qué pena dan esas mujeres con este frío, en esa zona roja o más bien negra, paradas en la calle doble, decía, esperando clientes para llevarlos a esos hoteles que parecen circos. Tienen lamparitas y hasta antorchas falsas y ardientes como las tetas, como el amor por horas y todo lo demás. En la puta calle hace demasiado frío en estos días. Algunas mujeres en exhibición son casi abuelas. Otras, las morenas, se conocen como dominicanas. Hay travestis excesivos también. Y toda una tribu de putas por vocación o desesperación a la espera de esos señores con autos de vidrios polarizados, esos caballeros que se entretienen de la forma más patética mientras sus queridas esposas los esperan con comida caliente y pantuflas, un poco tarde esta vez porque, querida, hubo mucho trabajo en la oficina.
L.

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