Una vez, hace muchos años, entrevisté a un psiquiatra que me habló de un síntoma específico llamado incertidumbre angustiosa. No voy a extenderme en la cuestión. La incertidumbre angustiosa es lo que mueve a un soldado a salir de la trinchera desoyendo las indicaciones en contrario. El soldado puede morir y de hecho lo sabe. Pero no soporta no saber y sale. Sale como quien se prende fuego o está a punto del desastre. Las balas acaban con él y, por supuesto, con la incertidumbre. Lo expuesto da para pensar. A veces por no saber lo que va a pasar actuamos como ese soldado. En vez de conservar la calma y soportar la espera, que también es enigma, optamos por echar todo por la borda. No es fácil mantener la calma. No es fácil hacer lo correcto en el momento indicado. Pero así es la cosa. La incertidumbre genera angustia. La angustia nos mueve en la peor dirección. No hacen falta demasiadas explicaciones en este caso. Todo hombre agobiado hace siempre cosas fuera de lugar.
L.
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