jueves, 28 de junio de 2012

La historia invisible

Darle importancia a lo común, a lo de todos los días, a los vientos leves que provienen del norte. Mientras leo y pedaleo siguiendo el ritmo desganado siento la gratuidad del acto y supongo que ésta es una noche más en la que vuelvo a casa en bicicleta. La diferencia está en la lluvia o en el agua nieve o directamente en el hielo. No es fácil deslizarse en el asfalto cubierto de una sustancia tan resbalosa y rara. La camisa pegada al cuerpo o a los pelos enjuagados del cuerpo. La mochila oscurecida por el agua. La cabeza convertida en luna o en laguna. La trama personal no se compone de hechos extraordinarios sino más bien vulgares. La historia invisible, la que vale, se teje en noches y mañanas olvidadas, un gesto con la mano desde la vereda gris, un par de zapatillas húmedas en el suelo, el beso que no llega a ser. La voz nocturna. La frase escrita sin énfasis. Eso que ahora parece menos que nada será todo mañana. 
L.

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