Todo llega. Todo se nos da. Pero muy pocas veces en el momento oportuno. El milagro ocurre o cuando no lo necesitamos o cuando lo necesitamos menos o cuando carece de importancia. En ocasiones el conejo sale de la galera cuando el público se ha retirado del teatro o cuando el pase de magia interesa menos. Conclusión. Aprender a vivir sin esperar nada. Porque de nada exterior dependemos para ser felices. Y porque el mejor regalo es, siempre, inoportuno.
L.
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