miércoles, 13 de junio de 2012
Paula de vacaciones
De pronto Paula me anuncia que se tomará dos semanas de vacaciones en su país. Ella es portuguesa y su familia vive nada menos que en Lisboa. Más precisamente en Alfama, un barrio lleno de barcitos donde tocan fados para los turistas. Un barrio peligroso también. Pero ese no es el tema. Paula es mi novia o algo parecido. Abandonarme así, de pronto y sin aviso me resultó molesto. Si amas a alguien déjalo libre, me dijo Paula que dijo Sting. Yo no estaba para bromas. Además Sting no me gusta. Se hace el supermacho, que se las coge a todas, que puede tener cien eyaculaciones por noche y esas cosas. Pero ese no es el tema. Paula se enojó por mi enojo. Me dijo que si yo reaccionaba así cada vez que ella decidía hacer algo libremente infundiría en ella el miedo a hablarme de eso. Por si no se entendió. Quiso decirme que yo sería en tal caso el culpable de su silencio. Mi respuesta fue por otro lado. Le dije que ella era libre de irse adonde quisiera. Incluso para siempre. Pero que tendría que estar dispuesta a soportar mi enojo. Que ese era el precio. Y que si ella elegía callar por miedo era un problema que no me incumbe. Típico asunto para ser hablado en terapia. Paula ya tiene su pasaje para Lisboa. Para vengarme pensé en irme yo también pero a Tierra del Fuego. Cuando me enteré de la temperatura del lugar en el mes de julio, en fin, mejor me quedo acá mirando videos de Alfama o leyendo algún libro de Onetti o de Jorge Teillier, mi poeta.
L.
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