Conservar la calma cuando todos o casi todos la pierden. Confiar en uno mismo cuando los demás dudan. Aceptar la duda y considerarla. Esperar y no cansarse de la espera. Saber que se miente pero no participar de la mentira. Poder pensar. Poder soñar. No oscilar entre los términos de triunfo o desastre. Tampoco dividir el mundo entre buenos y malos. Admitir que las cosas a las que muchos consagraron su vida están rotas. No desesperar por eso. Agacharse sin apuro. Reconstruir lo roto con herramientas gastadas pero eficaces. Soportar las pérdidas por dolorosas que resulten. Volver a empezar tantas veces como sea necesario. No perder el equilibrio.
L.
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