lunes, 25 de junio de 2012

El precio de ser libres

Nadie es libre total y absolutamente. Empecemos por ahí. Ni siquiera los pájaros de vuelo alto. Ellos deben moverse en determinadas zonas donde haya clima, alimentos y entornos adecuados. En caso contrario se acaba la libertad de los pájaros. Pero tampoco se trata de que cada uno arme su propia jaula por más cómoda que sea. La vida es corta y es una sola. Está en nosotros decidir cómo queremos vivir, con quién, para qué, dónde, etcétera. Sin decisiones no hay destino. Y si bien es cierto que cada opción tiene precio, a veces, para no decir siempre, conviene pagar el costo de ser libres. Pagarlo aunque se nos vaya en eso todo o casi todo lo que tenemos. Cualquier elección es y será mejor que ser esclavos. Y no hay elección que supere el camino irresistible de la libertad...así sea parcial.
L.

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