lunes, 31 de enero de 2011

Urano y el sexo


Antes de ser planeta, Urano fue dios del alma griega. Cuando obtuvo el alto cargo Ouranos no dejó de desahogarse con la diosa Gea. Aparearse con la Tierra fue su única actividad. Pronto la dejó embarazada de dioses menores retenidos en su regazo. Cansada de una vida tan agitada y banal Gea urdió la primera castración antes de Freud. Primero forjó una hoz de acero blanco y luego se la entregó al joven Cronos. Acto seguido Cronos cortó el miembro duro y elástico de Urano y lo arrojó al océano mítico. Ahí, como se sabe, el esperma y la espuma se adensaron juntos entre las altas olas para dar nacimiento a Afrodita, diosa del amor y la desgracia.
L.

Para futuros amantes

Revolución en el desierto


Nadie decía nada. Ni los periodistas ni los agentes de la CIA ni los del Mosad ni los de la ex KGB. Nadie sabía nada. Ni la CNN ni Wikileaks ni Wikipedia ni los iluminados. Ahora todos miran a Egipto como si recién supieran de la existencia de un viejo faraón, tramposo y dictador. Ahora el mundo se entera de que su régimen es apoyado por las principales potencias de Occidente. En conclusión. Desconfiar del desierto. Desconfiar de la rutina. Desconfiar del aquí no pasa nada. Atender al viejo topo de la historia. Ese animalito actúa en silencio y de manera subterránea como el amor y la muerte. Y un día ¡plop! aparece y exige lo que le pertenece.
L.

Una fuerza maravillosa

¿Hay vida antes de la muerte?



Nos preocupa saber si hay vida después de la muerte. ¿Pero antes? ¿Qué pasa antes? La pregunta es irónica. La respuesta parece obvia pero no lo es. Y no lo es a no ser que consideremos "vida" al simple acto de respirar y cumplir con las funciones básicas de cualquier organismo. Muchas personas que dicen amar la vida llevan una existencia larval, empobrecida de sentidos y experiencia, más parecida a una piedra o vegetal. Esos, curiosamente, no dudarían jamás ante una pregunta como la que aquí se plantea. Viven en la desidia de pensar el tiempo como un ciclo de repeticiones. Un eterno presente sin pasado ni futuro. Esa es la verdadera muerte. La otra, la tan temida, es casi un regalo del cielo. Porque gracias a ella nuestra vida puede volverse dramáticamente intensa. Los mortales de alma son capaces de amar sus días apasionadamente, de correr riesgos y creer en el futuro. ¿Por qué? Porque saben que sólo disponen de una única existencia. Y dado que están destinados a morir tarde o temprano, saben que al menos para ciertas cuestiones esenciales deben apresurarse. Hay vida antes de la muerte. Pero hay que ganarse el derecho de gozarla entera y hasta el final.
L.

domingo, 30 de enero de 2011

Escribir es traducir


Escribir es, esencialmente, una traducción. Por un lado hay que llevar la experiencia vital, o las fantasías, al formato linguístico. En segundo término hay que suplantar la oralidad, con todo lo que tiene de bueno, por la palabra escrita. Y finalmente está la cuestión del idioma. ¿Del chino al inglés? ¿Del inglés al español? No. Del idioma propio a una mejor y más definida expresión de ese mismo idioma. En nuestro caso del castellano al castellano. Ir dejando atrás lugares comunes, vulgaridades y refinamientos hasta dar con la mayor precisión posible. Y hacer todo, además, sin pretensiones de trascendencia. Clarice Lispector lo explica mejor. Decir lo que hay que decir sin literatura.  
L.

Estoy solo mañana


Solemos subestimar el papel de las reglas ortográficas en la escritura. ¿Qué cambia si le saco la "h" a la palabra humanidad? ¿Y por qué vaca no puede escribirse baca? ¿Dará menos leche acaso? Sin embargo las nuevas reglas impuestas por la Real Academia se entrometen directamente con el sentido. Veamos, a modo de ejemplo, las consecuencias de haberle quitado el tilde a la palabra solo cuando significa solamente. ¿Cómo saber en tal caso lo que se está diciendo en la frase estoy solo mañana? Si un hombre se la escribe a su divina y secreta amante por mail la diferencia no es menor. Sin acento significa que el hombre estará sin su mujer. Con acento cambia el sentido. Mañana (en tal caso) será el único día en que el hombre estará en la ciudad. No es poca la diferencia. Por mucho menos hubo muertes, golpes, separaciones y botellazos.
L.

sábado, 29 de enero de 2011

Tatuaje en cuerpo y alma

Teoría del todo


Supongamos que la frase todo no se puede está errada. O es cobarde. O es mediocre. O es totalmente incompleta. Aceptemos eso. Entonces quiero todo. Lo grande y lo chico. La rutina, la pasión, el sexo, la felicidad. También el aburrimiento y la tristeza. Había dicho que quería todo. El placer y la vulgaridad. La ingenuidad y la lucidez. La altura y el peso. Cuerpo y arma, perdón, cuerpo y alma. Pero como para conseguir todo eso hace falta sufrir un poco, al menos un poco, entonces debo padecer carencias, dolores y por qué no muertes. Quien quiera comerse un plato lleno de cerezas debe aceptar que algunas se enreden con otras y que las más ricas se confundan con las más amargas. El goce infinito, en suma, demanda penas igualmente infinitas. Si realmente quiero todo tendré que aprender a soportarlas en paz, sin esperanza ni desesperación.
L.  

Los ganadores


Los ganadores piensan que los demás son perdedores. ¿Por qué? Porque no se tomaron vacaciones como ellos, porque no aparecen en los diarios, porque escriben en blogs y no en libros para editorial Planeta o Siglo XXI. Los ganadores quieren el poder en cualquiera de sus variantes. Puede ser un poder progresista, neutro o fascista. Lo mismo da. Los ganadores se jactan de algo que no tienen ni tendrán jamás. Pero se jactan y se muestran. Si tienen problemas los ocultan. Si no los tienen los inventan. Son políticamente correctos en tanto y en cuanto sus intereses no se vean afectados. Sexualmente potentes, espiritualmente cultos, económicamente salvados. Pero sólo por un tiempo. Nadie se salva de pagar peaje en la autopista.
L.

Los perdedores


Los perdedores piensan que los demás son ganadores. Es casi una ley de la naturaleza. A los demás les va bien, son felices, tienen dinero, tienen parejas exitosas, hacen lindos viajes y hasta poseen sensibilidad e inteligencia. El perdedor, en cambio, carece de astucia, no es percibido por los otros y condensa en sí mismo todas las variantes de la mala suerte. A partir de esa creencia el perdedor cree transitar un mundo hostil y peligroso apenas habitado por reyes y princesas que, de tan perfectos, no tienen olor y ni siquiera hacen pis. Ocurre que semejante club no existe más que en la cabeza. Sólo hay gente en las calles. Sólo hay gente común. Los ganadores de hoy serán los perdedores de mañana y viceversa. Porque así es la vida. Porque nadie se salva de pagar peaje en la autopista. 
L.

viernes, 28 de enero de 2011

Teoría de las sirenas


Cuando Ulises regresaba a Ítaca mediante un largo y riesgoso viaje, debió evitar por cualquier medio el coro fatal y seductor de las sirenas. Si la tripulación lo escuchaba caería en la trampa y terminaría sumergida en las profundidades oceánicas. Con envidiable astucia el viajero tapó con cera los oídos de sus compañeros y se hizo atar con fuertes sogas al palo mayor de la embarcación. Podría decirse que Ulises logró eludir así el goce inmediato (entregarse al encanto de las mujeres-pez) para preservar el objetivo principal. Se privó parcialmente del bocado para salvar el banquete. Piense cada cual en su odisea y entenderá el mensaje.
L.

jueves, 27 de enero de 2011

El hombre


Algo puede pasar. Algo siempre puede pasar. Una caminata en el jardín, un río que se seca, un sonido penetrante. Algo pasó en algún momento. Yo estaba sentada y de repente las ventanas se quebraron. Fue un error, dijeron ellos. Buscábamos a otro. Yo sabía a quién buscaban. Lo vi llegar hace tiempo. Serio. Jovial. Su mujer, tímida, apenas saludó. Él se acercó, me dio la mano y dijo que quería aprender a sembrar. ¿Tan tarde?, pregunté. Tan temprano, murmuró. Fue entonces cuando supe quién era. El hombre me veía a través de sus lentes gruesos. Le di semillas como regalo. Él apenas sonrió. Lo vi arar la tierra, cortarse las manos, sudar. Lo vi bajar por la pendiente para traer agua. En las noches, bajo una luz tenue, lo vi escribir como quien duerme. Tanto ritmo no puede frenarse. Pero algo puede pasar. Algo siempre puede pasar. Hasta el sol morirá algún día.
Andrea

Teoría del desnudo I

Las mujeres raramente se conmueven ante la visión del cuerpo desnudo de un varón. Menos aún si lo ven por foto. Cero conmoción. Los hombres, quién sabe por qué, actúan diferente. Las fotos de chicas desvestidas pueden llevarlos a estados de crispación. Hay, por lo tanto, una percepción distinta del desnudo según el sexo y la persona que se trate. No se puede generalizar tampoco en este punto. Es innecesario aclarar que a cinco centímetros tanto los hombres como las mujeres sin ropa son esencialmente iguales. Esto último se descubre unos cuantos años después de la adolescencia.
L.

Teoría del desnudo II

Escribe una lectora que firma Argentina pero parece chilena. ¿Por qué? Porque pregunta a qué se debe que hay tantas calatas en este blog. Calato y calata, para los que no lo saben, es desnudo y desnuda en Chile. Pensé que Argentina (la lectora/no el país) tiene razón. Agrega que, encima, las que aparecen en las fotos son todas linditas, flaquitas, blanquitas, jovencitas. No hay gordas ni morenas ni maduritas... lo cual también es cierto. Me quedé pensando seriamente en la cuestión. Quizás yo sea víctima del modelo de mujer que impone la publicidad y que ha conducido a la anorexia y a otras graves consecuencias. Delgadas, preciosas, culo redondo, tetas perfectas, moldeadas. Además de los modelitos, por suerte, hay mujeres reales. Y no son menos deseables por eso. Al contrario. El tema no es simple. Ningún tema lo es. La belleza es una construcción cultural que cambia con las épocas. Las mujeres soñadas por los pintores renacentistas eran rellenas y voluptuosas. Hoy las grandes marcas de ropa impusieron a la hembra estilizada, de piernas largas, pechos delicados y mente recortada. Tonterías. Argentina o como se llame puso el dedo en la herida. Tendré que considerar, más temprano que tarde, su justísimo reclamo.
L.

Teoría del otro

Lo que a mí me hace feliz no tiene por qué hacer felices a los demás. Algo tan obvio ni siquiera debería ser dicho. A mí me gusta la novela Pedro Páramo, de Juan Rulfo. ¿Por qué debería gustarle ese libro a otras personas? Vi muchas veces la película 2046... Pero sé muy bien que el film de Wong kar wai podría aburrir a más de uno. Cuando por fin se entiende la "simple" diferencia es posible ingresar al mundo real. Eso no significa que, dejando de lado grandes discursos acerca de lo que es bueno y lo que es malo, los gustos personales no pueden influir en los demás...para mal o para bien.
L.

miércoles, 26 de enero de 2011

Teoría del no todo

No todo debería ser dicho, pensado o realizado. Mejor si queda un resto, una especie de vacío sin llenar, un sombrío hueco de silencio. No toda la felicidad. No todo el acto. Conocer a una mujer no toda y ser, para ella, el primer hombre no todo. Y luego viajar no totalmente hasta casi llegar a algún lugar. Y vivir una vida no toda. Y morir no por completo. Y escribir no todo en un papel y seguir hasta alcanzar, de ser posible, la mitad de la mitad de la verdad.
L.

El viaje interminable


Este video reproduce una escena de Caro diario, film de Nanni Moretti. El actor-protagonista es el propio director. Lo que se ve es su largo viaje en moto por la costa romana en busca del lugar donde fuera asesinado el cineasta Pier Paolo Pasolini. La música de fondo es apenas una parte del célebre Kol Concert del pianista Keith Jarrett. Cliqueando en el costado derecho los interesados pueden disfrutar del video a pantalla plena.
L.

La mirada


Ninguna mirada es inocente. La de Paula, tal vez. O la de Olga. Con las dos llegué muy lejos, quiero decir, hasta lo que está más allá de más allá. Paula se deslizaba como pez en la pendiente. Su voz era suave cuando era. Porque la mayor parte del tiempo era muda. O se hacía. Estiraba los brazos hacia arriba como si fuera parte de un loco estiramiento. Le saqué una foto en un lago del sur. Estaba desnuda. Estaba como ida. Lo de Olga fue distinto. La conocí en un viaje adolescente. Era un viaje de esos que se hacen por única vez. Después no hay más viajes. Una noche entendí que ninguna mirada es inocente. Que no se puede mirar desde cero. Que ya hemos visto lo que vimos. Como un recuerdo o un dolor, no sé, eso fue lo que dije al regresar. Y no sé por qué traigo ahora las figuras perfectas, nulas, de Olga y Paula. Con las dos no logré nada. O conseguí llenar algunas horas de algunos años caídos. Paula me confundía con un árbol a punto de ser talado. Olga se subía a las ramas sin miedo al chicotazo. Yo miraba sin ver. Y ellas se entregaban al juego. No sé si fue en el año de la tragedia. O un poco después. Nadie decía nada entonces. Las tardes pasaban como barcos y cada mañana era un descubrimiento. Veo las fotos de Paula y Olga saltando hacia mí desde un sobre de papel madera. Hace varias horas que intento volver a guardar todo en el cajón. Pero ninguna mirada es inocente. Y ya nada puedo hacer.
L.

Silencius interruptus


La soledad y el silencio suelen ser vistos como signos mayores del horror. Pero no es así. Silencio y soledad pueden ser bendiciones del cielo. No digo siempre pero muchas veces. Hace tiempo caminaba de noche por un bosque de Tierra del Fuego. En plena oscuridad disfrutaba de la paz nunca rotunda de la naturaleza. Una rama cruje al quebrarse, el viento zumba entre las hojas, un pájaro canta su agonía, los pasos sigilosos de un zorro disipan la quietud de la gramilla. Y todo era más o menos así hasta que irrumpió en el lugar un grupo numeroso de turistas. A partir de entonces todo cambió. La música del bosque fue negada con violencia festiva. Sonaban radios, celulares, flashes digitales. Los integrantes del tour se llamaban a gritos entre sí mientras se oían risas estridentes y nerviosas. Decenas de linternas de cuatro o más pilas gigantes deshacían con sus rayos la calma del lugar. ¿Hace falta recordar que la noche es oscura y que precisamente en esa cualidad reside su belleza? La caravana de intrusos había instalado en ese privilegiado espacio, aún sin saberlo, los primeros signos de la barbarie.
L

Los problemas

Por más enamorado que uno esté de los problemas no parece aconsejable encerrarse con ellos. Está probado que nada bueno resulta de semejante lazo. No hay placer, no hay orgasmo, mucho menos alegría. Uno empieza a rumiar y a dar vueltas y más vueltas en torno a un mismo eje. Por ese camino lo que antes era una nubecita se convierte en nubarrón y luego en grave inundación. Para solucionar problemas, así sea en parte, no queda más opción que afrontarlos. Acostarse con ellos, en cambio, puede producir principios de asfixia. Mejor abrir la puerta. Mejor que pase el aire por la puerta abierta.
L.

Tiempo de gitanos

Gente tóxica


La gente simple se protege pensando que el mundo está lleno de gente complicada, rara, de la que conviene tomar distancia. Explotando esa nueva ilusión un tal Bernardo Stamateas, pastor de pocas luces pero mucha astucia comercial, escribió Gente tóxica, un libro que vendió miles y miles de ejemplares entre la gente autodenominada sencilla. La tesis del libro es tan rudimentaria que ni siquiera hace falta exponerla en detalle. Alcanza con leer distraídamente la tapa y la contratapa. Podría resumirse del siguiente modo. Hay gente densa, insana, tóxica, sombría, que nos hace mal. Por tal motivo no debemos acercarnos a ese grupo. Pero por suerte, también, hay gente linda, simple, sin complicaciones, gente buena de alma y corazón, de la cual sólo podemos esperar buenas energías. Un poco tarde la gente simple descubre que la división es falaz, que no existe ni la sencillez ni la complicación, que sólo hay hombres, mujeres, plantas y animales...y que no debemos culpar a los de afuera, puros o impuros, por nuestro vacío interior.
L.

martes, 25 de enero de 2011

Destapá la felicidad


Destapá la felicidad. Es lo que propone un cartel callejero de cocacola. Destapá la felicidad. El eslogan supone que existe algo muy bueno que ha sido tapado inexplicablemente. Supone también que la sustancia en cuestión es un concentrado químico y embotellado. También supone que una vez eliminadas todas las barreras la alegría cautiva será liberada. Habría que pensarlo. Habría que pensarlo con la densidad propia de la gente complicada y no simple que habita este blog. ¿No sería más útil destapar el deseo en lugar de una bebida? ¿Por qué esperar que la felicidad provenga de un objeto y no de un sujeto? ¿Será cierto que todo va mejor con cocacola?
L.

La gente simple


En respuesta a la provocación llamada blog elitista, más abajo, una lectora se pregunta qué lugar quedaría en este espacio para la gente simple y sencilla. Deberíamos empezar por advertir que tal cosa no existe. No hay gente sencilla en ningún lado. Tal o cual persona pretende serlo pero eso no prueba nada. Una visita a cualquier página que promueva el encuentro de solos y solas sorprende justamente por eso. Casi todos y todas se presentan como gente simple. ¿Por qué? Porque al parecer no tienen grandes aspiraciones, no son intelectuales, les gusta viajar, tomar mate, comer asado y disfrutar las cosas lindas de la vida. Mi alumnos de periodismo suelen presentar a una compañera equis como típica chica de barrio. Un día se me ocurrió preguntarles si alguien se animaba a definir semejante cosa. Una típica chica de barrio. Naturalmente no hubo respuestas. Y no las hubo porque no existen chicas típicas de nada. Tampoco hay gente simple. Todos somos raros, singulares, complejos, inalcanzables. De cerca nadie es normal.
L.

lunes, 24 de enero de 2011

Pedir menos


Le pedimos demasiado a la vida. Y ella, pobre, no puede sola con todo. Habría que pedirle menos y hacerlo, en todo caso, desde el sentido común. Le petit prince dio un buen consejo al exigente y único habitante de un lejano asteroide. Le dijo que si quería ordenarle al sol que apareciera a una hora determinada... debía lograr que la orden coincidiera con la hora exacta y natural de salida. Solo en tal caso el sol podría cumplir con lo que se esperaba de él. No se pueden forzar las cosas. Dar más y esperar menos del mundo. No pedirle peras al olmo, claro. Pero tampoco pedírselas al peral.
L.

Blog elitista




Vamos a decirlo de una vez y para siempre. Este blog es nudista y elitista. Buscamos lectores raros, angustiados, deformes en el mejor sentido. Nuestros amigos nunca se aburren. Cualquier cosa les interesa, los despierta, llama su atención. Los visitantes de Suspende no temen al silencio, nunca están conformes, son pesimistas en la idea y optimistas en la acción. Apasionados. Están dispuestos a adoptar causas perdidas de antemano. Por eso pasan por este lugar. Porque un pájaro se rompió en el mundo. Y porque saben que juntado plumas y viento quizás un día podamos arreglarlo.
L.

Turistas y viajeros


El turista contrata paquetes. El viajero los desata. El turista va a París y saca fotos. El viajero camina, huele, absorbe. El turista busca lejos lo que tiene cerca. El viajero va al encuentro de lo conocido. El turista apresura el recorrido. El viajero lo lentifica y estira. El turista es espectador. Siempre está fuera de escena. El viajero es testigo y parte. Observa y se convierte en lo observado. El turista se guía por el principio del placer. El viajero no tiene principios. Por eso el viaje, para él, nunca empieza ni termina.
L.

Mil perdones

Duvalier, sanguinario ex dictador de Haití, pidió perdón en ese país por los millares de torturados y ejecutados bajo su gobierno. Tony Blair, autor, junto a Bush y sus amigos, de más de medio millón de asesinatos de civiles en Irak, lamenta ahora lo ocurrido y pide, también, disculpas. Hace tiempo el papa Ratzinger pidió perdón a las centenares y miles de personas quemadas vivas por orden de la Inquisición. Por lo visto después de la sangre llega la era de los buenos modales, el traje, la sonrisa y la corbata. Pero, ¿acaso puede perdonarse el genocidio de pueblos enteros? ¿Y a cambio de qué?
L.

domingo, 23 de enero de 2011

A través de mi persiana americana

Elogio de la constancia


No importa el tema de que se trate. Pero una vez encarado algo persistir con tenacidad. Insistir en lo iniciado, no abandonar el plan, impulsarlo hasta el fin. Grandes talentos se pierden por falta de constancia. Genios totales decaen por impaciencia o por querer estar en todas partes a la vez. El futuro no es de los dispersos o diletantes. Sin desmedro de las necesarias distracciones, no dejar las cosas por la mitad y, si se puede, agotar el campo de lo posible.
L.

El castillo de Iwao


Iwao Hakamada, de 74 años, es la persona que más tiempo lleva en el mundo esperando ser ejecutada por un crimen que -según mayoría de testigos- jamás cometió. Iwao está preso en una cárcel japonesa de máxima seguridad. Su futuro, a no ser que se interponga un milagro, es la horca. En 1968 lo culparon de matar a cuatro personas. Desde entonces espera que la condena se concrete. Varios peritos y jueces piensan que todo fue un montaje de la policía. Cada mañana el condenado despierta en su celda de Tokio creyendo que será la última. En su país las ejecuciones –668 desde 1946– llegan con solo una hora de preaviso. ¿Puede imaginarse un procedimiento más perverso? Dicen que Iwao Hakameda se ha vuelto loco o, quizás, que ha logrado escapar de su destino con la mente. Cuando le preguntan cómo pasa el tiempo responde siempre que está construyendo un hermoso castillo. Y tal vez sea verdad.
L.

sábado, 22 de enero de 2011

Maldita felicidad


El mayor obstáculo para ser felices está concentrado en la idea de felicidad. Tanto nos obsesiona esa utopía, nos parece tan poderosa y alta y perfecta, que cualquier cosa al lado de ella nos resultará gris e insignificante. El día en que nos olvidemos para siempre de la obligación de estar siempre contentos podremos ser felices con cualquier estupidez. Un vientito alcanzará. Y ni viento hará falta.
L.

Importancia del acto


Leo en suplementos culturales, en reportajes y ensayos, brillantes opiniones sobre el arte de escribir. Casi todos parecen expertos en la composición de textos. Casi todos conocen -pero no revelan- un enigma celosamente guardado. Habrá que cuidarse de ellos. Los buenos autores, como los buenos cocineros, hablan menos de su arte y lo ejecutan. Desconfiar de los que dictan cátedra sobre técnicas teatrales, morales, sexuales o de cualquier cosa. Si saben tanto de tantos asuntos, ¿por qué no lo demuestran? Importancia del acto.
L.

Pero tenía que respirar...

No debí permitir que eso pasara


Paula -fiel lectora de este blog- cuenta por mail que un hombre se enamoró de ella pero que ella no siente lo mismo. No debí permitir que eso pasara, lamenta. Por decir algo le dije que su conclusión es absurda. No podemos controlar ni el amor ni el desprecio ni la indiferencia de los demás. No podemos controlar nada en realidad.
L.

Entre el cielo y la tierra


El lugar del sueño es más seguro que la tierra firme. Dejarse ir, dejarse llevar por el pensamiento, por un recuerdo, un libro o una música. Lo real nos aleja de eso. El paraíso perdido o encontrado -en cambio- permanece intacto. Habría una sola objeción. Sólo podemos soñar con los pies hundidos en el suelo. No se puede ir de la nada hacia la nada. Para volar hace falta un borde. Una especie de orilla. Los pájaros y los poetas lo saben.
L.

La escuela


Anoche participé de un hermoso recital de música autóctona realizado en la sede de la ex Escuela de Mecánica de la Armada (Esma). Por si alguien todavía no lo sabe debe recordarse que ahí funcionó entre 1976 y 1983 el mayor centro clandestino de detención de la dictadura militar argentina. Unas cinco mil personas fueron confinadas en el lugar. La mayoría de ellas, ésto es demasiado conocido, fueron torturadas sistemáticamente y luego arrojadas vivas y agonizantes desde aviones al Río de la Plata. La ex Esma es hoy un museo de la memoria donde a veces se realizan recitales de música autóctona como el de anoche. No sé qué más decir. En el casino de oficiales ya no se escuchan gritos de mujeres violadas y humilladas. Ningún hombre pide piedad en la que fuera sala de tormentos. Los asesinos están en la playa o en la cárcel. El lugar exuda paz. Sólo algunos perros hacen pis entre los árboles añosos. Hablar de ésto en un blog, un día sábado y de verano como hoy, resulta un acto de evidente mal gusto. Lo sé bien. Los felices suelen decir que debemos mirar hacia adelante y nada más que hacia adelante. Así lo hacían todos en la Autopista del Sur. Yo también lo intento. Miro fijamente hacia adelante. Pero no veo nada.
L.

Corazón salvaje


La reunión imaginaria de caballo y mujer parece un tópico de la literatura de todos los tiempos. Se ha visto en la mitología griega, en los textos obsesivos de Clarice Lispector, en los diarios íntimos de Alejandra Pizarnik. ¿Metáfora sexual? Es posible. Pero también figura de la libertad desbocada, fantasía del corazón salvaje y sin límites que se lanza a galopar en la pradera infinita. La mujer tantas veces reprimida y tantas veces ubicada por la sociedad en un lugar de muñecas y mesas bien servidas se harta un día de ser el muñequito en la torta de los hombres. Y entonces viene el caballo y saca a la princesa de todas las casillas y de todos los castillos.
L.

Crear y destruir


Los más atentos visitantes de este blog habrán notado que casi todo es efímero aquí. Las últimas cuatro entradas, por caso, fueron borradas anoche. Leídas varias horas después de haber sido compuestas sonaban retorcidas, mal resueltas como ideas o sueños o melodías. Pero en esto de borrar con el codo lo que se escribe con la mano no creemos ser muy originales. Mal que bien todos vivimos creando y destruyendo algo, cada día, cada instante, como quien se arrepiente o desea volver sobre sus pasos. De pronto un impulso arrastra a la provocación obscena, a la morbosa desnudez, y después viene, como culpa empozada en el alma, el deseo de purificación, y entonces, claro, a encender fogatas en la noche de San Juan, a borrar palabras y fotos inconvenientes, a dejar solamente aquello que todavía nos conmueve, a lavar el culo del vaso y la botella como quien se depura de una noche negra o como un pasado mil veces derrumbado y otras tantas puesto en pie. Crear y destruir. Dos acciones en conflicto. Dos fuerzas que definen la existencia.
L.

viernes, 21 de enero de 2011

Elogio del naufragio I


No a todos los náufragos les va mal. Lo peor de un viaje es que no pase nada. Si el barco se hunde y se debe nadar entre las olas el destino puede cambiar favorablemente. En ocasiones el náufrago se salva gracias al naufragio. Veamos si no el ejemplo de Paul Gauguin. Harto ya de estar harto se hundió un día en la Polinesia, y, una vez ahí, entre frutas exóticas y mujeres semidesnudas, alumbró una obra pictórica extraordinaria. No hay motivos para temer el naufragio. Un hombre al nacer cae en un sueño como quien cae al mar, escribió Joseph Conrad. Si trata de salir al aire como suelen hacerlo con esfuerzo los inexpertos, ese hombre se ahoga.
L.

jueves, 20 de enero de 2011

Elogio del naufragio II

Avanzar hacia atrás


Dado el increíble avance de las nuevas tecnologías resulta fundamental desactualizarse con urgencia. Es la mejor manera de no perder el tren del progreso. Desprogramarse, desconectarse, retirarse. Ante cada nueva versión de windows, por ejemplo, debemos volver a la anterior, y a la que estaba antes, hasta ignorar por completo el significado de la palabra mail. Una vez apagada la computadora, clara señal de primitivismo, debemos escribir cartas a mano en un papel y llevarlas hasta el correo más cercano. De ese modo seremos, por fin, modernos. Se impone también el abandono de las flamantes cámaras digitales para retroceder a sus diseños iniciales, recuperar luego las analógicas y abandonar por fin la fotografía. En las principales ciudades del mundo la gente se limita hoy a contemplar la vida y luego a recordarla e incluso olvidarla. Algunas personas toman apuntes en un viejo cuaderno y dibujan croquis de árboles y catedrales medievales. El ciclo se completa con el progresivo abandono del vetusto automóvil para avanzar hacia la bicicleta y las caminatas de última generación. Se estima que en los próximos años la gente conseguirá encontrarse en las esquinas abandonando para siempre el celular. Los más desactualizados pondrán en práctica la renovada técnica de dar besos reales en bocas de verdad. Se dirán palabras nunca pronunciadas que sonarán casi como las del primer hombre y la primera mujer. Cuando todo eso por fin se consiga no habrá manera, ya, de volver hacia adelante.
L.

Un mundo a la deriva


Leo acerca del pueblo inuit. Son 155 mil personas repartidas por las regiones árticas de Alaska, Canadá, Groenlandia y Rusia. Entre esos países y el calentamiento global la vida de los inuit está en riesgo. El hielo se derrite a velocidades nunca vistas. La fiebre del oro estalló en la zona y la biodiversidad se reduce a la mínima expresión. Ballenas y osos polares están desapareciendo y, sin hielo, los habitantes del Ártico pierden los caminos. Alguien preguntará por qué me interesan los inuit y no los villeros argentinos, los decapitados de México o las mujeres golpeadas en España. No sabría qué responder. La palabra inuit, de origen remoto, significa gente.
L.

Elogio del cauce


Es cierto que el cauce oprime al río. Lo contiene. Pero si no lo hiciera el agua se dispersaría hacia los costados, esto es, hacia la nada. Es importante que el río se concentre en avanzar, que no se desvíe, que siga apenas los meandros que la naturaleza le impone. Sorteando curvas y rocas, no por caminos rectos, el río desembocará en su destino, es decir, en el océano. Importancia de los límites.
L.

Vivir el presente


La consigna del momento es vivir el presente. Y hacerlo con la mayor intensidad. La idea se reitera en la prosa de autoayuda, en los mensajes de cumpleaños, en las revistas de psicología positiva. Vivir el presente. Vivir intensamente. Hasta rima y todo. Pero ese hermoso discurso es una falacia completa. Basta pensar en este mismo post. Lo empecé a escribir un segundo atrás, quiero decir, la primera frase, esa que habla de la consigna del momento, ya es pasado. ¿Y entonces? ¿Dónde está el famoso aquí y ahora tan invocado? ¿En esta línea que escribo? Tampoco. La frase en esta línea que escribo ya es pasado. Podemos, eso sí, leer, releer y reescribir cien veces lo que ha sido desde la actualidad más actual. Y desde ahí lanzarnos al futuro que, al igual que la historia, también es un enigma. Conclusión. El verdadero asombro de la vida es fruto de memorias y jamás de novedades. Si algo nos conmueve es porque ya nos había conmovido en una isla remota y oscura del recuerdo.
L.

miércoles, 19 de enero de 2011

Afrodita vuelve al mar


Afrodita, diosa del deseo, surgió desnuda de la espuma del mar. Esa espuma se había formado en torno a los genitales de Urano cuando Crono, distraidamente, los arrojó al océano. La hierba y las flores brotaban de la tierra que Afrodita pisaba. También se echaba a volar acompañada de palomas y gorriones. Estas aves se caracterizaban por su lascivia y perversión. La diosa era dueña de un ceñidor mágico que hacía que todos los hombres se enamoraran de ella con desesperación. Le fue infiel a Hefestos con Ares pero fue descubierta gracias a una trampa divina. Los dos fueron hallados juntos y en estado de gracia. Luego se entregó al borracho de Dionisio hasta quedar convertida, inesperadamente, en diosa de la muerte. Afrodita está harta de haber sido una inmortal entre mortales. Afrodita sólo sueña con volver al mar que la vio nacer.
L.

La poesía no es poética


Hay un método infalible para detectar a un poeta falso. Alcanza con saber si el autor quiere conmover, si se hace el poético, si su escritura resulta solemne y ostentosa. Con eso es suficiente. Los buenos poetas no son poéticos. Son buenos, justamente, porque no buscan nada. La idea es aplicable a otros campos. El amor no es amoroso. El erotismo no es erótico. El arte no es artístico. La inteligencia no es inteligente. Todo lo que vale ocurre distraídamente, porque sí, porque no hay otro modo y así debía ser.
L.

Entender


No entiendo a los autos que pasan. El sentido de los pájaros en el cielo. ¿Por qué vuelan en grupo y no individualmente? Veo a una mujer bajo el paraguas. No la entiendo. Ahora prende un cigarrillo y mira con fastidio hacia la esquina. ¿Qué le pasa? ¿Qué me pasa con ella? De un edificio moderno sale una chica con tres perros sujetos a correas. La chica es atractiva, su escote es profundo y no sé qué tiene que ver una cosa con la otra. Los perros, el escote, la esquina, las correas. En Buenos Aires llueve y las gotas arman globos junto al cordón. No recuerdo si eso quiere decir que lloverá todo el día o apenas un rato. También este relato es raro, disperso, incomprensibe. Y yo quiero entender al menos una cosa de esta vida.
L.

El amor no sabe de estrategias


El amor, cuando es amor, no sabe de estrategias. Se mueve ingenuamente por senderos peligrosos. No organiza. No llama. No hace planes. El amor dibuja garabatos en un papel que luego se perderá. El amor circula distraídamente como el viento en la tormenta. Su viaje es en realidad una deriva. Su proyecto carece de proyecto. Su movimiento está errado por definición. Y cada nuevo paso es el abismo. Y cada beso el último y también el primero.
L.

Carta desde lejos


Siento a veces que lo vivido allá fue un sueño. Pero lo que vivo acá no es más real. No hablo de bailar bajo la luna. No creo estar perdiendo nada. Quizás sea la nostalgia del cuerpo, de la tierra, de todo lo que se puede tocar y sentir con las manos. Tocar, golpear, acariciar. Por eso la tentación del silencio. Por eso las ganas de correr sin freno. Hacerlo apenas para percibir los latidos de mi corazón y la sangre que sube a la cabeza. Hacerlo acallando cualquier intento de darle voz al hecho de sentirme viva. Quiero enmudecer pero también gritar. Al final termino escalando montañas sin salir de la habitación. Te escribo esto porque has sido el confidente de mis anhelos más carnales. Sólo contigo puedo hablar del hambre y el miedo y la tristeza. No quiero perder eso jamás. No puedo ni deseo traicionar la manera en que te hablé. Sabes que lo hice y lo hago desde el fondo de mi sexo y llenando cada palabra de aliento vital. Decirte algo es para mí un acto sagrado. Y así será siempre.
A.

martes, 18 de enero de 2011

Es mejor no estar atado a nada

La cosas lindas de la vida


Me escribe una lectora de este blog para pedirme que no sea tan oscuro, que deje de hablar de los muertos en Colombia, de la soledad por Facebook, de las fiestas imposibles o de parejas que se rompen. Me dice que la vida tiene cosas lindas y que no debemos amargarnos con las malas. Mi respuesta fue, es, la de siempre. Detesto a los amargados pero me gusta vivir sabiendo. Nunca me interesó hacerme el tonto o, peor, el ciego. Si veo algo lo veo para siempre. Esto vale para el amor y también para el lado oscuro de la luna. No veo por qué hay que temerle a la verdad, a la angustia, a las cosas tristes, a la melancolía, al vacío. Al contrario. Pesimismo en la idea/ optimismo en la acción. La vida no es ni linda ni fea. Es la vida y está ahí para que nos dejemos tomar por ella hasta el fin.
L.

La fiesta


Por tal o cual razón creemos que nos estamos perdiendo la fiesta de la vida. No sabemos bien dónde se hace ni quién la organiza. Pero creemos en ella. Soñamos con ella. Queremos participar pero nos sentimos excluidos. Esa limitación nos da todavía más ganas de ir. Pasado cierto tiempo, sin embargo, descubrimos que la fiesta en realidad no existe. O que está latente adentro nuestro. En la casa ha empezado la fiesta -dice el poeta-. Pero el niño sabe que la fiesta está en otra parte. Y mira por la ventana buscando a los desconocidos que pasará toda su vida tratando de encontrar.
L.

Colombia al desnudo


Colombia es un país de silencios, ocultamientos, violencia y una tragedia infinita. En la Argentina, España y otros países se sabe poco al respecto. Días pasados la fiscalía reveló en Bogotá unas pocas cifras ilustrativas. Desde 2005 a 2010 han sido asesinadas allí más de 127 mil personas. El número de desaparecidos supera las 34 mil víctimas. Esto ocurrió bajo el gobierno saliente de Uribe. En aquel tiempo el actual presidente, Juan Manuel Santos, era ministro de Defensa. Las cifras superan las muertes por guerra partidista en 30 años de historia colombiana. No obstante la opinión pública -también muchos periodistas- asocia a Colombia apenas con el café, el Caribe, el narcotráfico y la telenovela Sin tetas no hay paraíso. Se ignora también un sistema de dominio patriarcal en el plano familiar y una simulación generalizada que mitiga en parte el desastre de un país donde los ríos tienen más cadáveres que agua, peces y algas.
L.

Facebook y la soledad


Me cuenta una amiga que su novio la dejó por facebook. El chico anunció en el muro que se iba a Madrid o Barcelona. Lo dijo para todos. Nadie fuera a pensar que se trataba de algo personal. Ella, claro, no entiende nada. Pero quedó sola en su cama real. Veo que la gente se desea feliz cumpleaños por facebook, una manito levantada significa aprobación de cualquier cosa (me mola), un fan que se borra quiere decir rechazo, etcétera. Se acabaron los contactos reales. Ya no hacen falta. La gente ama, odia y hasta orina en la pantalla. Desaparecieron para siempre las personas de verdad. Y pensar que a eso lo llaman redes sociales. Facebook promueve la soledad a escala universal. Pocos, muy pocos, lo han comprendido.
L.

Sin heroísmos


Sin decisiones, juraba mi abuela, no hay destino. Y para abonar su hipótesis me llenaba la cabeza con una larga lista de hombres y mujeres providenciales que labraron su destino, a veces el del mundo entero, tomando decisiones a cada paso. Creo que dentro de su galería de notables incluyó a Jesús, a Einstein, a Colón, Juana de Arco, Lenin, Gandhi, Rosa de Luxemburgo y unos cuantos más. Sus héroes eran tantos y tan variados que hoy me resulta difícil recordar a todos. Además yo era muy chico entonces. Mi pie se perdía en esas huellas gigantes. Y las únicas decisiones que tomaba tenían que ver con necesidades más bien elementales. Mi abuela sabe ahora que mi desidia no tiene nombre de héroes. Tomo vino si me ofrecen vino, veo caer la lluvia cuando llueve, hago el amor si los dioses son propicios. Agradezco al mundo lo que me da y, a veces, ni eso.
L.

La caricia de un beso

Infidelidad necesaria


Como parte de mis lecturas actuales sobre mitos y costumbres de los pueblos primitivos (con algo hay que entretenerse) descubro que el pensamiento mágico se basa en la imitación y el contagio. Todo lo que se haga con un objeto material determinado producirá, a distancia, una consecuencia semejante. Cuando un cazador de elefantes de Laos, por ejemplo, sale de caza, previene a su mujer para que no se corte el pelo y no se unte el cuerpo durante su ausencia. Si lo hiciera el elefante cortaría el lazo, espejo del pelo femenino, y se escurriría por causa de las cremas distantes. Los cazadores de elefantes de África Oriental creen que si sus mujeres les son infieles durante la cacería, esto dará un extraordinario poder a los elefantes sobre sus perseguidores. El cazador se enojará por lo ocurrido y volverá encolerizado al lecho adúltero. Pensé que dado que los elefantes están siendo exterminados en todo el mundo, salvo en los tristes zoológicos, sería conveniente que las mujeres de los cazadores practicaran la infidelidad con más frecuencia. Se convertirían en heroicas militantes por los derechos de los animales.
L.

lunes, 17 de enero de 2011

Pruebas de amor


Salvo el amor incondicional de una madre por su hijo, no hay amores a salvo de pruebas. No hay garantías ni pactos ni leyes. En cualquier momento un vínculo puede hacer agua. Los exámenes no tienen fecha ni puntaje como en la facultad. Y nadie sabe quiénes integran la mesa examinadora. Cada día, cada instante, los integrantes de una pareja deben responder a ciertas preguntas definitorias. Si lo hacen bien pasan de grado. Y si lo hacen mal el puente iniciado está en riesgo de disolución. Habría una sola objeción a la secuencia. Si la construcción del puente va por la mitad del río, el emprendimiento no debería interrumpirse. Hacerlo pone en riesgo de caer a todos los que desean pasar desde una orilla a la otra. Se aconseja continuar el tendido perfecto de maderas y cañas duras. Y, una vez finalizado el paso, decidir en consecuencia. Conclusión. No hay amor sin pruebas. Pero los puentes nunca deberían ser abandonados por la mitad.
L.