Este blog se escribe por impulsos. Aparece una idea (una nube) y el tsunami resulta imparable. Eso es bueno y malo a la vez. Por un lado está la impronta de lo espontáneo, la frescura, la maravilla de la explosión inesperada. Pero los textos pueden resultar confusos, el tono errado, el resultado siempre al borde de la cursilería, la autoayuda o el exceso. Lo ideal sería bajar el ritmo de los posteos y elevar el nivel de reflexión, es decir, no actuar solamente por arranques, producir menos con mayor calidad, madurar. Pero eso sería lo ideal, y esto, por ahora, es lo real. Ya aprenderemos. Los que quieran descansar de tanto descontrol pueden visitar Pessoa(s), el hijo bastardo y putativo de Suspendelviaje.
L.
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