Dice o decía Freud que al despertar de un sueño censuramos inconscientemente su contenido. Borramos lo soñado o dejamos que se borre solo. Algunas personas tratan de suplir la dificultad anotando en un cuaderno todo lo que recuerdan de su viaje onírico. Ahí vuelve el pesado de Freud y advierte, o advertía, que las anotaciones se convierten en una nueva forma de censura. ¿Por qué? Porque al registar el sueño en detalle, a la manera de un informe sumario, lo que hacemos es abrir un enorme abanico que no nos deja ver lo esencial que se reveló cuando dormíamos. Lo esencial es lo que queda en nosotros sin anotar y sin pensar en nada. Al dejar todo escrito en un papel el bosque no nos deja ver el árbol.
Y es el árbol lo que importa en los sueños.
L.
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