Veo una mujer en el subte haciendo una mueca horrible, o pintándose los ojos como si estuviera sola, o acomodándose los pechos en el corpiño a la vista de todo el mundo. Veo hombres comiendo como bestias, o saliendo del baño con la bragueta abierta, o hablando mal y demasiado pronto. Desde un auto sale una mano y lanza una lata de cocacola a la calle. Viajando en lanchas del Delta he visto pasajeros arrojando basura al mismo río en el que habrán de bañarse más tarde. Cada uno esconde un comportamiento brutal que muy ocasionalmente se deja ver. No estoy haciendo una crítica moral. Ni siquiera estética o política. Nadie está a salvo de comportarse como un cerdo. Cuando estamos solos, quizás, deberíamos actuar como si no lo estuviéramos. De ese modo, distraídamente, nos entrenaríamos para estar mejor con los otros.
L.
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