lunes, 17 de enero de 2011

Cielo negro y sol verde


Hablaba ayer con Gloria Dubner -amiga y astrónoma argentina de primer nivel- y me dijo cosas sorprendentes. Me dijo que en los primeros comienzos el universo estaba condensado en un punto casi invisible. Cuando le pregunté qué había alrededor del punto aclaró que no había nada dado que aún no existían el espacio y el tiempo. Ni siquiera la nada estaba afuera. Todo estaba adentro. Me dijo Gloria que si bien la ciencia avanzó mucho en la investigación del Big Bang los físicos pueden explicar lo ocurrido hasta diez a la menos cuarenta segundos antes de la explosión -un rato antes- pero no el origen mismo. Enseguida me aclaró que el cielo no es azul sino negro. Lo vemos azul debido a que todas las moléculas de la atmósfera dispersan la luz solar. El componente que menos se desvía del proceso es el azul y por eso lo vemos de ese color. El sol, para colmo, no es amarillo sino verde. La línea más intensa de su espectro es el sodio, un elemento cuyo color es el verde limón. Cuándo le pregunté si no le daba pena saber que el sol va a desaparecer junto al sistema solar me dijo que no. Le da pena que el hombre no comprenda toda la energía que el universo gastó en generar nuestro planeta. Y que lo destruya y contamine tan fácilmente y antes de tiempo como está sucediendo ahora.
L.

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