domingo, 30 de enero de 2011
Escribir es traducir
Escribir es, esencialmente, una traducción. Por un lado hay que llevar la experiencia vital, o las fantasías, al formato linguístico. En segundo término hay que suplantar la oralidad, con todo lo que tiene de bueno, por la palabra escrita. Y finalmente está la cuestión del idioma. ¿Del chino al inglés? ¿Del inglés al español? No. Del idioma propio a una mejor y más definida expresión de ese mismo idioma. En nuestro caso del castellano al castellano. Ir dejando atrás lugares comunes, vulgaridades y refinamientos hasta dar con la mayor precisión posible. Y hacer todo, además, sin pretensiones de trascendencia. Clarice Lispector lo explica mejor. Decir lo que hay que decir sin literatura.
L.
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