lunes, 31 de enero de 2011

Revolución en el desierto


Nadie decía nada. Ni los periodistas ni los agentes de la CIA ni los del Mosad ni los de la ex KGB. Nadie sabía nada. Ni la CNN ni Wikileaks ni Wikipedia ni los iluminados. Ahora todos miran a Egipto como si recién supieran de la existencia de un viejo faraón, tramposo y dictador. Ahora el mundo se entera de que su régimen es apoyado por las principales potencias de Occidente. En conclusión. Desconfiar del desierto. Desconfiar de la rutina. Desconfiar del aquí no pasa nada. Atender al viejo topo de la historia. Ese animalito actúa en silencio y de manera subterránea como el amor y la muerte. Y un día ¡plop! aparece y exige lo que le pertenece.
L.

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