sábado, 22 de enero de 2011

Crear y destruir


Los más atentos visitantes de este blog habrán notado que casi todo es efímero aquí. Las últimas cuatro entradas, por caso, fueron borradas anoche. Leídas varias horas después de haber sido compuestas sonaban retorcidas, mal resueltas como ideas o sueños o melodías. Pero en esto de borrar con el codo lo que se escribe con la mano no creemos ser muy originales. Mal que bien todos vivimos creando y destruyendo algo, cada día, cada instante, como quien se arrepiente o desea volver sobre sus pasos. De pronto un impulso arrastra a la provocación obscena, a la morbosa desnudez, y después viene, como culpa empozada en el alma, el deseo de purificación, y entonces, claro, a encender fogatas en la noche de San Juan, a borrar palabras y fotos inconvenientes, a dejar solamente aquello que todavía nos conmueve, a lavar el culo del vaso y la botella como quien se depura de una noche negra o como un pasado mil veces derrumbado y otras tantas puesto en pie. Crear y destruir. Dos acciones en conflicto. Dos fuerzas que definen la existencia.
L.

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