jueves, 20 de enero de 2011

Vivir el presente


La consigna del momento es vivir el presente. Y hacerlo con la mayor intensidad. La idea se reitera en la prosa de autoayuda, en los mensajes de cumpleaños, en las revistas de psicología positiva. Vivir el presente. Vivir intensamente. Hasta rima y todo. Pero ese hermoso discurso es una falacia completa. Basta pensar en este mismo post. Lo empecé a escribir un segundo atrás, quiero decir, la primera frase, esa que habla de la consigna del momento, ya es pasado. ¿Y entonces? ¿Dónde está el famoso aquí y ahora tan invocado? ¿En esta línea que escribo? Tampoco. La frase en esta línea que escribo ya es pasado. Podemos, eso sí, leer, releer y reescribir cien veces lo que ha sido desde la actualidad más actual. Y desde ahí lanzarnos al futuro que, al igual que la historia, también es un enigma. Conclusión. El verdadero asombro de la vida es fruto de memorias y jamás de novedades. Si algo nos conmueve es porque ya nos había conmovido en una isla remota y oscura del recuerdo.
L.

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