Leo en suplementos culturales, en reportajes y ensayos, brillantes opiniones sobre el arte de escribir. Casi todos parecen expertos en la composición de textos. Casi todos conocen -pero no revelan- un enigma celosamente guardado. Habrá que cuidarse de ellos. Los buenos autores, como los buenos cocineros, hablan menos de su arte y lo ejecutan. Desconfiar de los que dictan cátedra sobre técnicas teatrales, morales, sexuales o de cualquier cosa. Si saben tanto de tantos asuntos, ¿por qué no lo demuestran? Importancia del acto.
L.
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