martes, 18 de enero de 2011

Sin heroísmos


Sin decisiones, juraba mi abuela, no hay destino. Y para abonar su hipótesis me llenaba la cabeza con una larga lista de hombres y mujeres providenciales que labraron su destino, a veces el del mundo entero, tomando decisiones a cada paso. Creo que dentro de su galería de notables incluyó a Jesús, a Einstein, a Colón, Juana de Arco, Lenin, Gandhi, Rosa de Luxemburgo y unos cuantos más. Sus héroes eran tantos y tan variados que hoy me resulta difícil recordar a todos. Además yo era muy chico entonces. Mi pie se perdía en esas huellas gigantes. Y las únicas decisiones que tomaba tenían que ver con necesidades más bien elementales. Mi abuela sabe ahora que mi desidia no tiene nombre de héroes. Tomo vino si me ofrecen vino, veo caer la lluvia cuando llueve, hago el amor si los dioses son propicios. Agradezco al mundo lo que me da y, a veces, ni eso.
L.

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