¿La cultura nos hace mejores?

Conozco a una poeta argentina, acaso la mejor, que abandonó a sus hijos y a su madre sin culpa y sin pagar nada por ello. En algunos ámbitos literarios se la conoce, con razón, como la araña. Su egoísmo cerril, su casi enfermiza mezquindad, equivale por oposición a la alta calidad de su obra. Es bien sabido que verdugos y torturadores nazis amaban la música clásica. ¿El acceso a la cultura nos hace mejores? No necesariamente. Leer libros, escribirlos, cantar baladas o tocar el violín poco tiene que ver con la bondad. Eso funciona si la persona en cuestión posee además de una estética una ética. Lo dicho no significa un desmerecimiento de la literatura, la pintura y cualquier otra expresión que permita desplegar el amplio abanico de sentimientos humanos. Pero a no confundirse con la sensibilidad aparente de los cultos. Son, a veces, los más peligrosos.

L.