sábado, 8 de enero de 2011

Bajos instintos


Todavía hay gente que se enoja con Freud por haber sobrevalorado, dicen, la cuestión sexual. Los críticos advierten que hay otros temas y es cierto. Desde el calentamiento global (no leer en doble sentido) hasta el hambre, las guerras, el desempleo, la educación, las crisis económicas. La lista resulta interminable. ¿Por qué entonces tanta insistencia con los bajos instintos? ¿A qué se debe que casi no exista una película, cuento, obra de teatro o novela donde no haya por lo menos un beso y alguna escena de alcoba? ¿Por qué incluso en este blog los posteos más leídos tienen que ver con la misma y recurrente obsesión? Imposible saberlo. Ya hemos dicho acá que el sexo es buen tema de conversación. Pareciera por momentos que el tópico supera en importancia a la ejecución del acto. Habría que ver. Pero ante la evidencia de los hechos, en conclusión, todo parece indicar que no hay motivos para enojarse con Freud. Él se limitó a esbozar una hipótesis que, entonces y ahora, ha sido largamente demostrada.
L.

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